Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

miércoles, 8 de febrero de 2012

Valores de Levante: CARLOS FENOLL

Es cierto que debió de existir una relativa amistad entre Carlos y Ramón Sijé, pero no podían ser amigos fuera de la Literatura y de la poesía, porque Ramón, demás de ser un ser enfermizo (murió a los 22 años), estaba estudiando la carrera de Derecho por Libre en la Universidad de Murcia, y no fue abogado hasta 1935. Se conocieron en 1930 a raíz de la salida de la revista "Voluntad". No salía de casa, una vez fue al cine porque le obligaron sus hernanos: Justino y Marilola.
Es decir, que la amistad surge como el novio de la hermana que va de siete a nueve a al tahona a "pelar la pava" como vulgarmente se suele decir. Es cierto que Ramón le había comentado a Carlos, en varias ocasiones, que profundizara más en los poetas y en la poesía. Pero Carlos no tenía tiempo más que para el horno y alguna salidas muy puntuales. Por eso cuando Sijé le pregunta "¿y la poesía?", el poeta-panadero le responde "En el horno de mi corazón se cuece". Es decir, no pretende ser un poeta intelectual, sino un poeta llano de emociones, un poeta del corazón.
De hecho, Sijé no le publicará trabajo alguno en el número especial El clamor de la verdad en homenaje a Gambrel Miró (2 de octubre de 1932), el nombre de la revista se tomó de un diario apócrifo citado en El obispo leproso. Existen dudas si asistió al homenjes pues su nombre no aparece en las citas, a pesar de que Manuel Molina dijo que asistieron los dos.
Tampoco publicará en El Gallo Crisis, no cuenta con él. Con el subtitulo de "Libertad - Tiranía” se fundó en Orihuela en mayo de 1934 y se publicó durante un año aproximadamente.

Quizás a la muerte de Sijé en la Navidad del 35, decide meses después de que es hora de fundar una revista nueva donde publicar y publicarse, sólo poesías. Sería "Silbo" (mayo-junio del 36) que llevaría el subtítulo de "Libertad - Panadería", que puede ser entendido como una replica o un reproche, porque no me digan, que sin un amigo mío dirije una revista y a mí no me publica nada, el sentimiento de disgusto, inevitablemente, me hiere de rebote; aunque lo disimule muy bien. En con Silbo cuando Miguel Hernández se convierte en colaborador imprescindible y le trae firmas de Madrid.
Según Efrén Fenoll, “Silbo fue el resultado de las inquietudes literarias que se vivían en la tahona, convertida en un particular ateneo”. He aquí la frase célebre de Miguel: “en este horno se hacen versos como panes y panes como lunas”.

Ramón Fernández Palmeral/8 de febrero 2012/


Leamos el artículo que Sijé le escribe y se publica en febrero del 32 :
Valores de Levante: CARLOS FENOLL

- Panadero ¿y la poesía?
- En el homo de mi corazón se cuece.

Yo conozco, -y aprecio-, a la bella hermana del poeta [Josefina Fenoll]. Varias veces le hablé, -de lo que aquí burlonamente llaman- las «cosas» del poeta. Recuerdo que una noche, quise saber de su boca afanes del oficio del hermano, gran poeta y extravagante panadero. Ella, con un poco de santo orgullo, me dijo que el poeta no amasaba el pan que yo comía. Y al oirla -lindos labios de motivo de madrigal- se apoderó de mí una desilusión; una cruel desilusión... Yo creía comulgar con pan -ancho, luminoso, eucarístico- de poeta; creía mascar pan estético, ofrenda del sacrificio litúrgico de los poetas panaderos; pan sol, pan luna... (Luego he sabido que el poeta amasa el pan de la tarde, el que por las- noches comen las señoritas. Lo vi, aquella mañana junto al horno leyendo una página de Amado Nervo [poeta mexicano]. Parecía que el fuego daba vida a las palabras de Nervo; y éstas sostenían -en lo alto, aislado y sublime- el amado horno. Se oía, entonces, un cantar de muchacha en flor. Y todo aquello daba la sensación de rito. Yo estaba completamente grana. El estaba serio, ritual). -Yo no quiero leer- me dijo una vez el poeta; quier ser independiente, único. Le tengo miedo a Juan Ramón porque me atrae. Pero soy fuerte...

Acaso no sepa la hermana, la simpática hermana, del poeta que Unamuno ha dicho que hay que sentir el pensamiento; acaso ella no lo sepa, pero yo al recordarlo pienso -necesariamente- en la vida, sueño y absurdo de su hermano el poeta que siente hondamente el pensamiento y que busca en el pozo, -en las horas y en los días-, las sensaciones oscuras, los sentimientos difíciles. Y las busca, -para que se complete en él la máxima urtamunesca-, pensando, repensando. Hay que apoderarse de la fortaleza y pronto; hay que idear una táctica. El buen militar que aspira a héroe, la planea, la piensa y luego la hace sentimiento en el rostro encoraginado de los soldados, en el avanzar anhelante de las máquinas de guerra, en la victoria final. Así, el poeta ha de ser un poco guerrero, como todo aquel que se dedica a un trabajo intelectual. Pensar el sentimiento, morbosamente; sentir el pensamiento, morbosamente. Y luego, el verso: panadero, buen panadero ¿y la poesía?.

-En el horno de mi corazón se cuece.

Que es como si dijera, en el pensamiento, -horno-, de mi sentimiento, -corazón-, nace. Y esto puede parecer algo raro, pero mi poeta es un hombre, morbosamente, natural. Porque lo natural es un morbo; se lo habréis oído decir a Wilde: «Lo natural también es un «pase». Así nace el verso, un verso ro¬tundo, un verso magnífico.

Yo no puedo, no sé clasificar a este poeta. Temo que al clasificarlo me clasifique yo mismo. Fenoll se me escapa.

-Yo no quiero leer; quiero ser independiente, único. Le tengo miedo a Juan Ramón porque me atrae. Pero soy fuerte...
Este poeta, -que sabe del temblar del cante hondo, de la manera como da el sol en las plazas de toros pueblerinos-, tiene, pues, un lema: Fuerza sobre variedad, unidad sobre multiplicidad, yo sobre los demás. ¡Omnipotencia simpática del poeta, del poeta, del gran poeta y extravagante panadero!

El poeta frente a la noche, canta:
-Elogiemos el vino de la antigua bodega, que nos hace olvidar y nos pone en trance de gloriosa agonía. La vida es un constante preocuparse. Olvidar -al abrazo del buen vino- es morir un poco. Y la muerte es la vida abundante, deseada, consoladora... Ensalcemos el sexo, principio y luz, agua en el páramo, palabra y poesía hecha carne. Por él somos y queremos ser. Este es, pues, mi evangelio: el amor se hizo sexo.

Yo pienso, vieja estirpe artesana -los sastres anónimos de las sastrerías olvidadas-; raigambre española de limpia artesanía -la bordadora que borda los finos pañolitos-; dolor y ansia de los artesanos, la olorosa panadería, en la calle en cuesta, que desemboca junto a las acacias añosas. Y esta artesanía, ya en decadencia, ¿qué puede ofrecernos? Quizá, melancolía, romanticismo y... poetas. De la poesía, dijo Platón, que era el entusiasmo. Creo, que en el tedio de la vida de provincia, la poesía es la inquietud. Y un inquieto -de vida y horizontes- es este poeta, pariente de Eduardo Poé, gran melancólico y bella flor de artesanía. Aquí os lo presento, enlutado, rondador y bohemio. Se llama, como os decía, Carlos Fenoll. Es una esperanza. En uno de sus versos ha dicho que sobre unas ruinas «ha visto rosas de mayo». Todos -unos más y otros menos- esperamos el alba de ese día, esa bella rosa floreciente sobre la piedra.

Ramón Sijé [José Ramón Marín Gutiérrez)

("DIARIO DE ALICANTE".-11 de Febrero de 1932).
Diario republicano (1907-1935). Organo del Partido Republicano Radical. Director Emilio Costa.

Carlos responde al artículo con un poema titulado "Súplica" en 1932.

Tras la muerte de Sijé, Carlos no escribió nada son él, que sepamos. Muchos años después escribío "RAMÓN SIJÉ, EN SU VIDA DE AMOR", que apareció en la revista Juventud Mariana de Orihuela, en su número de julio-agosto, 1950; de donde lo reproduzco. Inicialmente fue publicado en la revista Estilo de Elche, enero, 1947. (Encontrado y publicado en "Textos sobre Ramón Sijé" por José A. Sáez Fernández, poeta de Albox, y director de "Batarro")

Carlos no supo o no quiso por leatal "aprovechar" la muerte del amigo para escribir una "Elegía" al modo en que la escribiera Miguel en Madrid, y publicado en el número de diciembre de la Revista Occidente y en "El rayo que no cesa" enero de 1936.