Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

miércoles, 8 de febrero de 2012

"Silbo" 1936, por José Luis Ferris


(Antigua Estación del Ferrocarril de Orihuela)


"Silbo"(1936) /Diario Informacion 8 de febrero 2009

El caso de la revista "Silbo", como el de tantas empresas culturales desarrolladas en el marco de la II República, es la historia de un sueño y de una frustración. Sin duda, sus mentores escogieron mal año para sacar a la luz unos pliegos literarios que superaban, cuanto menos en calidad y en resultados, el modesto proyecto de un grupo provinciano de amigos.

JOSÉ LUIS FERRIS VICENTE

Corría el mes de febrero de 1936 y tanto la crisis política como los resultados electorales que daban el triunfo al Frente Popular se traducían en enfrentamientos violentos entre las izquierdas triunfantes y las derechas que no se resignaban a su suerte. Sin embargo, estas vicisitudes no parecían enturbiar en ningún momento la vida literaria de un pueblo como el de Orihuela, orgulloso de los éxitos de ese poeta-pastor, Miguel Hernández, que tras su primer año en Madrid, acababa de publicar un bellísimo libro de sonetos titulado "El rayo que no cesa". Y si bien es cierto que el poeta jamás se distanció de sus viejos amigos, su ausencia y la prematura muerte de Ramón Sijé la Navidad de 1935 habían hecho mella entre sus primeros compañeros de aventura.

En la panadería de la calle de Arriba, núcleo donde se habían fraguado los primeros versos de Hernández, Carlos Fenoll y Jesús Poveda, junto a una serie de jóvenes que querían participar de su experiencia poética, iniciaban una nueva etapa y daban origen a lo que se ha venido conociendo como segundo grupo de la tahona. Como ocurriera seis años antes entre Carlos, el poeta-panadero, y Miguel, había en Orihuela otros muchachos que sentían también inquietudes literarias, sacralizaban la amistad y profesaban admiración verdadera a los mayores de aquella generación oriolana de 1930. Entre estos jóvenes destacaban, sobre todo, Justino Marín, Ramón Pérez Álvarez y Efrén Fenoll.

En poco tiempo se fomentaron de nuevo los encuentros en la trastienda del horno o en la casa de Carlos Fenoll, que había instalado su nueva vivienda frente al establecimiento, en el callejón del Royo. A ellos se unirían posteriormente Lucio Ballesteros, Manuel Molina y Arturo Lizón, pero lo importante de aquella nueva etapa iba a ser sin duda la gestación de una revista exclusivamente literaria y poética que en unos meses vería la luz en Orihuela con el nombre de "Silbo". El papel de Miguel Hernández habría de ser decisivo en tan hermoso empresa, ya que sus valiosos contactos dotarían a la revista de colaboraciones tan estimables como la de Vicente Aleixandre, Enrique Azcoaga, Pablo Neruda, Carmen Conde, Antonio Oliver, Luis Enrique Délano y Juan Ramón Jiménez. Carlos Fenoll fue el encargado de dirigir la revista junto a Poveda y Ramón Pérez Álvarez, un joven muy activo, empleado de Correos, que ejercía las labores de secretario.

"Silbo", que había inspirado su título en el propio Miguel -recuérdese su poema "Silbo de afirmación de la aldea" o su libro inédito "El silbo vulnerado"- salió en el mes de mayo con una cuidada presentación que recordaba, por su formato, impresión y diseño, la colección "Héroe" que dirigía en Madrid Manuel Altolaguirre. Eran unos pliegos de colores diversos (curiosamente sólo se han conservado los impresos en amarillo), constaban de cuatro páginas y tenían un formato de 30 x 21 centímetros. En el subtítulo se podía leer la leyenda "Libertad-Panadería", según Poveda porque era mejor esa dirección que la de Arriba, 5, para evitar el remedo de "Arriba España" de Falange; aunque nuestra opinión nos lleva a pensar, con más sentido, que el remedo era con el difunto Ramón Sijé y su revista católica "El Gallo Crisis", encabezada con la frase: "Libertad-Tiranía". La tirada total del primer y segundo número fue de 300 ejemplares; de ellos, 150 se repartían por comercios de Orihuela, llegando a pagar a la imprenta del Ofertorio Festivo 60 pesetas por número o tirada, gasto que financiaban en un 60% los miembros del consejo de redacción y, el resto, el abogado Alfredo Serna. El pintor Francisco Díez fue quien se ocupó de diseñar el rótulo de "Silbo", toda vez que la colaboración más notable fue la de la pintora Maruja Mallo, que se encargó de ilustrar las viñetas de los distintos números de la revista oriolana.

A comienzos del mes de junio, Miguel Hernández recibía en su domicilio de Madrid los primeros ejemplares de la revista "Silbo" que los amigos de Orihuela sacaban por fin a la luz. Miguel fue un auténtico embajador de sus viejos compañeros desviviéndose por distribuir la nueva publicación entre las amistades y en lograr que el crítico Pérez Ferrero se dignase sacar una reseña en el "Heraldo de Madrid".
Pero la interrupción llegó para todos el 17 de julio de 1936 con el alzamiento militar en el norte de África y el comienzo de la guerra civil. La contienda acabó frustrando el último proyecto del grupo poético de Orihuela, el tercer número de "Silbo", que se quedó en el mostrador de la imprenta sin llegar a distribuirse. Algo semejante sucedió con la revista madrileña "Caballo Verde para la poesía", dirigida por Pablo Neruda, Concha Méndez y Manuel Altolaguirre. "Todo se hallaba listo y se coserían los pliegos al día siguiente cuando estalló la Guerra Civil -confesaba el poeta chileno años después-. Ésta venía de África y España se llenó de fusiles. No hubo ya tiempo para libros.

Comenzaron los primeros bombardeos. Luego el desastre... Así, pues, la guerra se lleva hombres y ventanas, muros y mujeres, y deja tumbas y deja heridas. Pero también se lleva en su sanguinario ventarrón, libros, hojas de papel que no quieren volver...".