Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

viernes, 10 de febrero de 2012

La personalidad íntima de Carlos Fenoll


(La firma de Carlos en 1961. Es una firma clara y abierta, subrayada con una rúbrica elíptica cerrada con jamba inferior lo que demuestra un deso de contacto)


Por Ramón Fernández Palmeral


Metido de lleno en las lecturas de la vida y obras de Carlos Fenoll, voy entrando en su mundo interior, y un poco en su cosmovisión poética, y presiento que este alarde de medios multimedia de exponer su vida en su centenario, si viviera le incomodaría. Porque no era hombre de homenajes ni de elogios, estos asuntos no eran de su agrado. Un recuerdo corto como una esquela es a lo sumo que podría aceptar. Hay muchas personas son de la misma opinión, silenciar porque es mejor pasar desapercibidos, vivir sin que lo noten los demás.
Sin embargo, el centenario del nacimiento un poeta no se celebra todo los días, ni todos los poetas igualmente inmortales como es el caso de Carlos unido al de Miguel Hernández, nos guste o no nos guste, no puede ser silenciado. Estoy seguro que no era proclive de asistir a exposiciones ni presentaciones de libros, ni de manifestaciones externa de recordatorios, pues le fastidiaba recordar el pasado. No era partidario de ceremonias programada ni de actos oficiales, por muchos que fueran sus méritos literarios y poéticos. Era muy celoso de su intimidad, tanto que solamente concedió una entrevista meses antes morir en 1972 al periodista José María Moreiro.
Consideraba que este tipo de manifestaciones y ceremonias era como idolatría –contraria a su condición humilde y educación religiosa-. Sencillamente, a veces, el cavilar y las hipótesis más que contribuir a destacar el verdadero significado del homenajeado, se contribuiría a oscurecer su ejemplaridad. Por ello exponer al público sus poemas, cartas, su intimidades con esposa o hijos, le hubiera incomodado sobremanera. Puesto que, incluso, las poesías son reflejo de un sentir interior y privado, por el profundo contenido de la hondas verdades.
A veces, se confunde biografía lírica con vida privada. Son los males de ser inmortal, aunque uno lo busque. Como es el caso que no ocupa, puesto que su nombre va ligado al de Miguel Hernández, que es en la Literatura como hablar de Berceo o Miguel de Cervantes.
De aquí se desprende una reflexión ética-literaria, y una pregunta: ¿es lícito publicar lo que uno entiende como poesía íntima? Quizás la poesía íntima no se debiera escribir ni publicar, puesto que, tarde o temprano, todo lo que queda escrito y no se quema inmediatamente en le horno de la experiencia, al final todo sale con el tiempo, todo resucita como un fénix a la curiosidad del hombre convertido en estos tiempos en espías en las ventanas de los ordenadores.
Fue Fenoll un padre ejemplar y un luchador en bien de sus familia, que llegó a emigrar a Barcelona en los primeros días de agosto de 1947, van a cumplirse 65 años de esta odisea. No le que produjo honda nostalgia que siempre tuvo de ru Orihuela natal. Porque son los oriolanos muy suyos para tu patria chica.
Su correspondencia a los amigos son verdaderas joyas fronterizas entre su pensamiento, su vida, y sus deseos de no continuar en el juego de la poesía, quizás por un error, el de no creerse como su amigo Hernández, porque en este caso juegan otros parámetros como es el de morir de tuberculosis en una cárcel franquista, y esto dio mucho juego entre los exiliados, y le convirtió en poeta “maldido”, y sancionada su obra incluida en el índice de libros prohibidos por el franquismo, hasta ya los años 50.
Por la cartas de Fenoll podemos intui, ver a un hombre sencillo que incluso no deseaba que su hermano Efrén y Francisco Martínez Marín, le publiquen sus obras completas, pues consideraba Carlos que sus poemas anteriores a los años 50, no tenían entidad suficiente. Aquí tenemos un detalle de que no era vanidoso, sino que tenía un talante sencillo, humilde y con los pies en la realidad cotidiana del remo en el misterio de la harina y el pan.
Ni las medallas, ni las condecoraciones, ni los homenajes llamaban su atención, pues los consideraba como una actitud pueril de la sociedad que busca sus héroes, aunque sea debajo de las piedras para su propia satisfacción y frustración. Has su vestimenta era sendilla, salvo alguna ceremonia de casamiento de sus hijos, lo que suponía vestir con traje y corbata.
La reserva de correspondencia íntima, inéditos, fotos u otros elementos biográficos no impedirán en el futuro la difusión y divulgación de este poeta oriolano, del que es un error comprar con otros paisanos, porque Carlos Fenoll es único. Por ello, será en el futuro, y en mejores tiempos venideros, donde exista una verdadera y más afanosa disponibilidad y voluntad de colaborar porque hasta la fecha, este investigador no ha podido conseguir manuscritos donde podríamos estudiar su rasgos personales con la ciencia de la grafología. Prácticamente, hasta ahora no hemos hecho nada. No se puede leer en conjunto sus obras completas. Aunque hemos expuesto su forma de pensar, seguimos ante un desconocido de su verdad, de su profundidad y de su forma de crear.

Ramón Fernández Palmeral
Alicante, 10 de febrero 2012
Año del Centenario del nacimiento de Carlos Fenoll Felices