Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

viernes, 3 de febrero de 2012

Última carta que Miguel Hernández envió a la familia Fenoll

Queridos hermanos y primos:
(Madrid, 31 de mayo 1939)

Aquí me tenéis, para cuanto sea necesario, aunque más necesito yo de vosotros: libertad. Pero volveremos a brindar por todo lo que se pierde y se encuentra: la libertad, las cadenas, la alegría y ese cariño oculto que nos arrastra a buscarnos a través de toda la tierra. Josefina: escríbeme y dime de Poveda. Él va a todas partes y al fin nos encontraremos en una cualquiera: tu casa, la mía, el mundo entero Escribidme, Carlos, Ascensión [mujer de Carlos], y decidme muchas cosas para sentirme más acompañado aquí. Habladme de vuestro hijo, del horno, Efrén: de Orihuela, de Justino, del río ese que nos sigue arrullando desde lejos. Ya en Portugal, cerca de Lisboa, he tenido que regresar a España cuando empezaba a hablar en portugués. ¡Qué pena! Pero como sabéis, todo pasa, aunque no se olvida todo. Ahora por ejemplo revive en mí aquel mediodía casi reciente y ya lejano en que nos despedimos con la alegría que nadie puede arrancarnos del corazón. Queridos hermanos y primos de mi alma, adiós con grandes abrazos y besos.

Miguel.


Miguel escribre desde la cárcel de Torrijos, después de haber sido detenido en Rosal de la Frontera (Huelva), a la familia Fenoll, dirigiéndose como si fuera familia para burlar el control carcelario de la correspondencia de no podía dirigirse a los amigos, sino solamente a la familia.
Carlos Fenoll, después de la guerra, estuvo escondido en su propia casa, por lo tanto no podía escribirle a Miguel a la cárcel de Torrijos, ni podía ir a verle pues de lo contrario hubiera corrido la misma suerte. Por aquellos años detuvieros a muchos oriolanos que se habían señalado como republicanos. En el Seminaro de Orihuela hubo unos 1.700 presos.

A pesar de que algunos biógrafos continúan con el mito de que Carlos "quemó cartas" (José María Moreiro, ABC, 26 de marzo 1978, p-6). Estas famosas cartas no han existido, prueba de ello es que las refencias a Carlos, a partir esta carta del 39, en la correspondencia a Josefina es nula.
O lo que escibre Ramón Perez Álvarez en la Lucerna 41, de 1995: "En uno de esos ataques, quemó cuantos papeles tenía. Entre ellos docenas de cartas de Miguel y una cantidad de poemas de éste, que le había entregado cuando vino de Madrid a Orihuela, en el mes de agosto de 1936, para que fueran publicadas en "Silbo" si la revista volvía a renacer".

Cuando en octubre de 39, preso Miguel en el Seminario de Orihuela, escribe a Josefina decepcioando y cabreado "Quiero saber si algún amigo ha tenido la ocurrendia de contestar a mis cartas y a mi petión". No da nombres, suponemos que se refiere a Luis Almarcha y a Justino Marín. Ya que iba con Justino el día le detuvieron el 29 de septiembre en Orihuela, lo llevaron a la Comisaria, y Justino les estuvo esperandole en la puerta, inutilmente.

Justino: No creo [que] estés esperándome a la puerta de la Comisaria todavía. Díme cómo se desenvuelve tu juventud, expuesta a muchos peligros y devaneos, a muchas frivolidades que luego pueden acarrear consecuencias graves. Mírate en mi espejo, y no quieras que te suceda nunca cosa parecida. ¿Escribes?, ¿tienes novia? Estás excesivamente animado de calor materno. Siempre te lo he dicho. Tu salud y tu reposo serán sabrosos y mejores el día que empieces a decidirte a vivir más inde¬pendientemente del cariño paterno y fraterno, sin que quiera decirte que los menos¬cabes y los abandones. (septiembre 1939, "ütimas carta inéditas de Miguel Hernández publicadas por Aitor. L. Larrabide. Separata "Letras de Deusto", 2000)