Es necesario en este centenario (1912-2012) recopilar la obra dispersa del inmortal poeta oriolano, como así cuantos artículos, reseñas, oponiones y comentarios se han publicado sobre él. Esta es ocasión única para recoger inéditos. Y reclamar la publicación de sus Obras Completas. Somos fenollianos. Portal dirigido por Ramón Fernández Palmeral.
lunes, 6 de febrero de 2012
LA CUNA DE CARLOS FENOLL [Calle San Juan]
Por Joaquín Mas Nieves 1)
Toledo es una ciudad intemporal. Doménikos Theotokópoulos, El Greco [Creta 1541- Toledo 1614], la inmovilizó con la magia de sus singularísimos pinceles; su cuadro "Vista de Toledo" puede servir hoy mismo de plano orientativo para cualquier viajero que, procedente de Madrid, se acerque con ojos contemplativos a la ciudad imperial; para el viajero de hoy, los distintos elementos urbanísticos y arquitectónicos de la ciudad son los mismos que contemplaron los ojos de Felipe II cuando el Rey Prudente abandonó Toledo para trasladar la Corte del Imperio a Valladolid.
La calle de San Juan , en Orihuela, es una de las calles "toledanas" de la capital de la Vega Baja; Toledo quedó dormida en el siglo XVI; la calle de San Juan se detuvo hace cien años. La configuración urbanística de la oriolana calle es idéntica hoy a la que pudo contemplarse a primeros de siglo; incluso permanecen invariables los nombres de las callejas y callejones que la escoltan: callejón del Flete, calle de Mogica, Escala, Las Bolas, Reales, Cantareros, Cedaceros y Barberos. Cualquiera que hoy fatigue sus aceras se encontrará con la misma topografía urbana del siglo pasado: las mismas casas, los mismos balcones, los mismos portales y las mismas esquinas. Sólo la intensidad del tráfico rodado advertiría al caminante que es hoy, y no ayer, cundo fatiga sus pasos.
Pero lo que confiere a la calle de San Juan su más acabada personalidad y le imprime carácter es el hecho arquitectónico de que el Convento e Iglesia de San Juan de la Penitencia, residencia de las monjas Clarisas (2), bordea una de sus aceras; es la Iglesia de la imagen del Cristo del Consuelo, de una talla de "San Francisco de Asís", del escultor Francisco Salzillo y del "Éxtasis de San Antonio de Padua", del pintor Palomino, el mismo artista cuyas obras presiden el retablo de la Capilla Mayor de la Mezquita-Catedral de Córdoba.
El día 7 de agosto de 1.912, a escasos metros de la tapia del huerto del convento,nació un niño, Carlos Fenoll Felices.
(Vemos el final de la tapia del huerto del convento de la Clarisas, descrita por Joaquín Mas Nieves. Y enfrente, la supuesta casa natal, que actualmente se vende como solar).
Dos años antes, y también en la calle de San Juan, había nacido quien, con el tiempo, llegaría a ser poeta caudaloso y universal, Miguel Hernández Gilabert. En plena niñez, Miguel y Carlos fueron trasladados por sus respectivas familias a la Calle de Arriba, buscando las callejas que trepan hasta los barrancos de la sierra, quizá para que en el futuro se hicieran válidos y verdaderos los siguientes versos, escritos años después de la muerte de ambos poetas: Habrá versos en mi tierra mientras el alba de mayo, la vertical de una torre y el atardecer de un árbol puedan amarse y sentirse en una calleja en alto.
Sin duda que Carlos y Miguel, desde sus atalayas de la Calle de Arriba, mantendrían, tanto en su niñez como en su adolescencia y juventud, un sentimental y permanente lazode unión con la calle de San Juan, cuna en que nacieron, merced a ese cordón umbilical sonoro que constituye el habitual y amable tañido de las campanas de la torre de la cercana iglesia de San Juan.
La vida y las circunstancias separaron más tarde a los dos amigos.
Las necesidades materiales y familiares obligaron a Carlos Fenoll a la fabricación del pan de cada día y su decidida vocación literaria le consagraría como poeta. Es suficientemente conocido el hecho de que la tertulia de su tahona fue manantial fecundo de páginas brillantes de la literatura española.
En el laberinto mental de los humanos hay fosas oscuras de depresión (llamadas por Carlos Fenoll horas malditas) de las que el hombre intenta escapar tratando de encontrar , en la maraña de la memoria, los caminos que le lleven hasta los fantasmas protectores del paraíso perdido de la niñez. Podría haber sucedido que Carlos, impulsado por una de estas horas malditas, hubiese escrito, ya en su etapa barcelonesa, un poema nostálgico y olvidado, dedicado a la calle de San Juan; un poema de contenido semejante a éste: Ayer abrí con dedos desganados el mágico desván de la memoria: en un rincón velado por la boria mi ser palpó recuerdos enterrados.
Mis tiempos de niñez, arrinconados, giraron sobre mí su blanca noria: ¡oh calle de San Juan! ¡Mi breve gloria de juegos infantiles olvidados!
¡Oh calle de San Juan con su convento, abriéndome las páginas tempranas del libro de mi paz y de mi viento!
La calle de San Juan, como ninguna, me trae con latidos de campanas la voz inalcanzable de mi cuna.
Quizá no haya nunca para Orihuela un Greco que inmortalice con sus pinceles la perennidad "toledana" de la calle de San Juan, pero también es verdad que nunca tuvo Toledo un poeta que construyera poemas con sabor a pan recién sacado del horno.
Noviembre de 1.995.
(Artículo editado en "La Lucerna" año V. nº 41, de 1995)
1).-Joaquín Mas Nieves, nace en Orihuela el 11 de noviembre de 1929. Estudia el bachillerato en el Colegio Santo Domingo de esta ciudad cuando aún estaba regido por la Compañía de Jesús. Siempre se le cita como estudiante muy destacado. Más tarde ingresa en la Universidad de Murcia, donde obtiene con brillantez la licenciatura en Derecho. Actualmente es profesor de la Obra Social Diocesana de San José Obrero y administrador de dicha institución. Suele actuar como Juez suplente. En su juventud preparó unas oposiciones a Judicatura, que no llegó a culminar por circunstancias adversas de carácter familiar. Es un experto aficionado a la música clásica y a la canción lírica. En esta última, su esposa, Petri Meseguer, destaca como estimable soprano en el ámbito regional. No tienen hijos.
La actividad poética de Mas Nieves —hasta ahora su única forma de expresión literaria— responde, por su corta extensión, a las consecuencias de una vocación tardía. Su inspiración está movida generalmente por la tristeza, la limitación, la impotencia o la soledad; también por el temor y por la inquietud de penetrar en el hondo misterio que envuelve la vida y el destino del hombre. No es extraño, pues, que la preocupación metafísica frene sus posibilidades expresivas y lo condicione a ser un poeta poco prolífico; no obstante, en los tres últimos años, su fecundidad acusa un ritmo más acelerado. Su poesía, según propio testimonio, es «de circunstancias», las que inciden en su vida trascendentalmente y determinan una exigencia a la creatividad.
Su primer libro de poemas, Sendero, fue publicado en 1961. Después de un largo silencio, con el breve intervalo de unos meses, aparecieron Trece poemas en torno a la noche (1972) y Canciones para el atardecer (1973). En mayo de 1974 publicó su último libro, Música desde el silencio, cuyos motivos, dentro siempre de la línea temática del autor, responden a una serie de sugerencias de la terminología musical. Precisamente el mismo Mas Nieves siempre ha expresado su convicción de que la poesía y la música están íntimamente conectadas. Y quizá de este convencimiento provenga su resistencia a la estrofa heterométrica e incluso su escasa proclividad a la rima cero.
(Reseña tomada de Antología de Escritores Oriolanos, 1974. p.257)
2).-Clara de Asís, la primera "plantita" de San Francisco y fundadora, con San Francisco, de la Orden de las Hermanas Clarisas, nació en 1193 y murió, con 60 años, el 11 de agosto de 1253 en el monasterio de San Damián rodeada de sus compañeras, entre las que se encontraban sus hermanas Santa Inés de Asís y Beatriz. La madre, Ortolana, que también la siguió con sus hijas, había fallecido unos años antes.