Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

lunes, 20 de febrero de 2012

CARLOS FENOLL, ENCADENADO AL CANTO

Por José A. Sáez Fernández (1)

«Aquí os lo presento, enlutado, rondador y bohemio. Se llama, como os decía, Carlos Fenoll. Es una esperanzan. (1). Con estas palabras concluía casi su artículo «Valores de Levante: Carlos Fenoll», Ramón Sijé en 1932. Carlos Fenoll Felices nació en Orihuela el 7 de agosto de 1912. Desde niño trabaja en el pequeño negocio familiar: la panadería. Así nos lo evoca Manuel Molina: «En un pequeño carrito cubierto, arrastrado por un asnillo moruno y rabioso, Carlicos abastecía de pan el puesto que su madre tenía establecido en el Mercado Municipal, y también servía a domicilio a la clientela más acomodada». (2). Como el mismo Molina dice, su escuela fue la calle y ya adolescente deletreaba con avidez el periódico «ABC» que recibía asiduamente.

El también miembro del grupo de la tahona, Jesús Poveda, nos habla de los primeros años de Carlos y de su educación primera. Tras indicamos que nació, en la calle de San Juan, escribe: «Este panadero-poeta aprendió a leer y a escribir en escuelas de pobres. Sintió el gusanillo de las letras y se aficionó a la lectura de cuanto libro caía en sus manos. Así, empezó a devorar los folletos de Luis de Val, que entonces estaban de moda, o las novelas de los Dumas o Zamacóis, y entre sus poetas, eligió para su gusto a Emilio Carrere, bohemio de chambergo y pipa, a Vicente Medina, murciano, con sabor a su huerta, que evocaba desde la Argentina, o a Gabriel y Galán, el lírico salmantinos. (3). Poveda cita como una de sus primeras aficiones la del toreo y nos lo muestra a "sus quince años acudiendo a las corridas e incluso arrojándose a la arena como espontáneo. De Carrere y Manuel Machado pasó a Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. Sijé, en su citado artículo alude también a Amado Nervo y a Poe. «Yo no quiero leer -me dijo una vez el poeta-, quiero ser independiente, único. Le tengo miedo a Juan Ramón porque me atrae. Pero soy fuerte...» (4).

Sin embargo, Ramón Sijé dice algo que luego la crítica posterior ha recalcado: «Yo no puedo, no sé clasificar a este poeta. Temo que ni clasificarle me clasifique yo mismo. Fenoll se me escapa». Luego, cuando Miguel Hernández, Poveda, Sijé y Murcia Bascuñana comienzan a darse cita en la tahona de la calle Arriba número 5, su panadería, Carlos Fenoll «es el primer animador de sus amigos, él ayuda al pastor para que vaya a Madrid, él amina al estudiante para que saque una revista que está soñando». Esto nos dice Molina de él, además de que es generoso: "Reparte sus revistas, sus libros, organiza reuniones teatrales en broma y en serio e improvisa una escuela de declamación» (5).

Poveda asegura que en aquel tiempo cualquiera de los miembros del grupo hubiera apostado que Carlos era mejor poeta que Miguel, Algo de ello creía también el lírico panadero oriolano cuando confiesa a José María Balcells: « Yo había escrito unos pocos poemas, y me consideraba, ingenuo de mi, capaz de aconsejarle» (6). Lo cierto es que las orientaciones y consejos de Fenoll a Hernández ayudan y alientan profundamente a éste último en la dura tarea del aprendizaje y quedarán para siempre en su poesía.

Sus primeros poemas aparecen en la revista «Actualidad», así como en «El Pueblo de Oríhuela» y en «Renacer», a las que seguirán después « Voluntad» y «Destellos». El fue de los primeros en dirigirse y anunciar en la prensa la figura de Miguel Hernández. Así lo hace en su «La sonata pastoril»: «A Miguel Hernández, el pastor que en la paz y el silencio de la hermosa y fecunda huerta oriolana, canta las estrofas que le inspira su propio corazón» (7) y también se dirige a Ramón Sijé, a quien dedica su poema «Súplica» en 19 y 2: «Tú, padre espiritual, noble y ameno/ Ramón Sijé de la gran nariz de loro; / tú, hermano sentimental, breve y moreno; (...)» (8).

Toda la poesía de Carlos Fenoll en esta primera etapa es alegre y bulliciosa, de «primaveral» la califica Vicente Ramos, (9). Pero en la Nochebuena del año 1935 el poeta-panadero recibe la primera cuchillada con el fallecimiento de Ramón Sijé. Aquel Carlos que nos describe Poveda, al que «sólo le apasionaban tres cosas: la poesía, el cante hondo y el vino de taberna» (10) va a cambiar, como lo va a hacer su forma de sentir la vida y la poesía. «La marcha de Miguel a Madrid y la muerte prematura de Ramón Sijé dejan huérfanos a los restantes componentes del grupo. También Molina -el benjamín- se ha ido con su familia, para vivir definitivamente en Alicante.» (11). Esto escriben los profesores Guillen García y Muñoz Garrigós en su «Antología de escritores oriolanos».

En la primavera del año 1936 Carlos Fenoll, Jesús Poveda y Gabriel Sijé sacan a la luz la revista «Silbo» , de la que sólo aparecieron dos números, y entre uno y otro una publicación titulada «Poemas» con colaboraciones de los tres.
A pesar de la brevísima existencia de «Silbo», su importancia fue enorme. A través de Miguel Hernández se ponen en contacto los poetas madrileños (Nerurda, Aleixandre, etc) con los oriolanos. Como el propio Miguel dice en sus cartas a Carlos, en Madrid se comenta mucho lo de «Silbo». La poesía de Fenoll atraviesa por una etapa transitoria, pero de evidente maduración, en aquel entonces. Va cobrando un carácter más hondo y reflexivo, sobre todo en los temas. Carlos Fenoll había contraído matrimonio en 1933, a los 21 años (según Poveda) con Ascensión Ávila.
Tras estallar la guerra civil española, a primeros de noviembre de 1936, Poveda y Fenoll marchan a Madrid para alistarse como voluntarios en un batallón de milicias, según cuenta el primero de ellos. Allí conocen y entran en contacto personal con Rafael Alberti, María Teresa León, Vicente Aleixandre, Herrera Petere, Antonio Aparicio, etc.

Escribe algunas composiciones de guerra, una de las cuales se titula «La Gloriosa» en honor a la aviación republicana, fue publicada en «El Mono Azul" (12).
Al acabar la guerra Carlos Fenoll regresa a Orihuela y, tras la muerte de su madre [en 1942 según Ramón Pérez Álvarez], la panadería, que había quedado a cargo de su hermano Efrén, termina por desaparecer. Sigue con fervorosa atención y amor el penoso cautiverio de su amigo Miguel Hernández. Con su muerte, acaecida el 28 de marzo de 1942, el poeta-panadero recibe otra gran sacudida.

Mucho se ha insistido en la pereza de Carlos Fenoll, y con certeza. El mismo lo reconoce en sus cartas a los amigos y familiares más cercanos. Es una desgana, un decaimiento espiritual y psicológico lo que se apodera de él y le impide coger la pluma para escribir, no sólo ya un poema, sino una simple carta.
Queriendo liberarse de un pasado que pesa demasiado en su vida, deja Orihuela y marcha a Barcelona [5 agosto de 1947], ciudad en donde residirá hasta su muerte. En los duros años de la posguerra, algunos de sus amigos más allegados, entre ellos Vicente Ramos y Manuel Molina, consiguen de él algunos textos que publican en las revistas «Arte joven» «Intimidad poética», «Verbo», etc. Pero no logra salir de esa modorra espiritual y psicológica, que tan profundamente te acosa.
En sus cartas a Jesús Poveda y a Josefina, su hermana, habla de una novela «La sombra herida», que presenta a varios premios literarios, de los poemas que va escribiendo, etc.

Como el mismo poeta dice, necesita de fuertes sacudidas emocionales para escribir. Una de ellas la recibe con la muerte de Gabriel Sijé, el 20 de junio de 1946.
La mayoría de los textos conservados de Carlos Fenoll de estos años están llenos de pesimismo y de un hundimiento espiritual bastante pronunciado.
En la revista «Verbo» publica en 1946 uno de sus poemas más significativos, «El Canto Encadenado», que se ha dado en considerar corno el que mejor define su personalidad y su sentimiento: «Cantaré entre herramientas de fatiga y quebranto/ya que un fuego inmortal, divino, me lo ordena./ Pero siempre habrá un dejo de amargura en mi canto/mientras llore mi alma su pesada cadena». (13) Entre esta lucha de sentimientos letales y vitales, entre ese hundimiento espiritual y el ansia de superación vino la muerte a buscarle a sus sesenta años, el día 31 de diciembre de 1972 hace ahora ocho años. En carta del 31 de octubre de 1953 había escrito a su cuñado Jesús Poveda y a su hermana Josefina: «Cuando nada nos trae una esperanza optimista, un estimulo o una simple alegría, el tiempo está parado, o lo que es igual, no existe». (14).

JOSE ANTONIO SAEZ FERNANDEZ



NOTAS del artículo
(l).-Sijé, Ramón; «Valores de Levante: Carlos Fenoll», Diario de Alicante, 11 de febrero de 1932.
(2).- Molina, Manuel; Miquel Hernández y sus amigos de Orihuela. (Testi¬monio personal). Málaga, Edición Angel Caffarena, 1969. Pág. 21.
(3).- Poveda, Jesús; Vida, pasión y muerte de un poeta: Miguel Hernández. Me moria-Testimonio. México, Ediciones Oasis, S.A., 1975. Pág. 70.
(4).- Sije, Ramón, art.cit.
(5).- Molina Manuel; ob. cit. págs. 22-23.
(6). Balcells, José M"; «Miguel Hernández y Carlos Fenoll», Revista del Instituto de Estudios Alicantinos, núm. 15 mayo-agosto, 1975. Págs. 161-162.
(7).- Fenoll, Carlos; «La sonata pastoril», El Pueblo de Orihuela, 30 de diciem¬bre de 1929.
(8).- Fenoll, Carlos; Canto Encadenado. Edición y prólogo de Manuel Molina. Epilogo de Vicente Rumos. Alicante, Publicaciones del Instituto de Estudios Alicantinos, 1978. Pág. 36.
(9).- Ramos, Vicente; Literatura alicantina, Barcelona, Alfaguara 1965. Pág. 267.
(10).- Poveda. Jesús, ob. cit. págs. 71-72
(11).- Guillen García, José y Muñoz Garrigos, José, Antología de escritores oriolanos. Premio «Ramón Sijé», Orihuela, Publicaciones del Exorno. Ayuntamiento,1974. Pág. 180.
(12).- Poveda. Jesús; ob. cit. págs. 115-116.
(13).- Fenoll, Carlos, Canto Encadenado, ob. cit.pág, 50.
(14).- Poveda, Jesús, ob. cit. pág. 193.


NOTA de publiación
Artículo cedido por J. A. Sáez Fernández, se publicó originariamente en la revista “Canfali”, Orihuela, 14-01-1981.




1).-José Antonio Sáez Fernández nació en Albox (Almería) el 21 de mayo de 1957. Su vocación literaria se inició ya en la etapa escolar y se afianzó en el bachillerato, época en la que obtuvo sus primeros reconocimientos. En su época de estudiante universitario en Granada, el programa "Poesía 70", dirigido por el poeta Juan de Loxa en la emisora de Radio Granada, dedicó una entrega monográfica a su poesía juvenil y fue por entonces cuando publicó su primer poema en la revista "Bahía" de Algeciras, en un número dedicado a la poesía joven en Andalucía.

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, donde leyó su Memoria de Licenciatura titulada "Ramón Sijé: Textos dispersos y olvidados", obtuvo en 1982 una mención especial en el VII premio de novela corta Gabriel Sijé, con su relato Virginia Woolf no pudo amarme. Un año más tarde, publica Vulnerado arcángel (1983), su primer libro de poemas, que viene a ubicar su poesía dentro de un humanismo existencial y metafísico; a éste irán siguiendo los títulos que conforman su ya dilatada trayectoria: La visión de arena (1987), Árbol de iluminados (1991), Las aves que se fueron (1995), Libro del desvalimiento (1995), Liturgia para desposeídos (1997), La edad de la ceniza (2001), Lugar de toda ausencia (2003) Las Capitulaciones (2007), Limaria. Y otros poemas de una nueva Arcadia (2008) y Gozos de Nuestra Señora del Saliente (2010); a los que hay que añadir los cuadernos y plaquettes Piedras sobre el agua (1997), Certidumbre efímera (antología, 1983-2003), Valle sin aurora (2005) y Diván de los amantes (2007).