Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

viernes, 3 de febrero de 2012

La pintora gallega Maruja Mallo colaboró con la revista "Silbo" de Orihuela



Miguel Hernández puso en contacto a los redactores de la revista Silbo con Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Enrique Azcoaga, Luis Enrique Délano. Tres viñetas del número 1 (mayo de 1936) serían las que enviaba la pintora Maruja Mallo. Que como comenta Ian Gibson, "mantuvo una atormentada relación amorosa con Miguel Hernández" durante algunos meses de 1936.
Ver la ficha descriptiva de la revista Silbo.

Semblanza de Maruja Mallo:

La pintora surrealista gallega Maruja Mallo se llamaba María Gómez González-Mallo, hermana del pintor Cristino Mallo (eran 14 hermanos). Nació en Vivero (Lugo) el 6 de junio de 1902, falleció en Madrid 6 de febrero 1995. Ocho años mayor que Miguel. Hija de un funcionario de Aduanas. Estudio Bellas Artes en Madrid donde se relacionó con residentes de la Residencia de Estudiantes: Pepín Bello, Dalí y Buñuel, estos a su vez le presentaron a Federico García Lorca, El Deseado. Un día el influyente crítico Melchor Fernández Almagro le dio el espaldarazo definitivo recomendándola a José Ortega y Gasset, y se le organizó una exposición en los salones de la Revista Occidente. Viajó a París en 1932 conoció a Magritte, Max Ernest y De Chirico, participa en tertulias con André Breton y Paul Elouard.

En 1934 ocupa en Madrid una cátedra en la Escuela de Cerámica, otra en Instituto de Segunda Enseñanza y otra en la Residencia de Estudiantes. La conoció a primeros de 1935 en Madrid, posiblemente se la presentó Paco Díe (Francisco Díe García-Murphy) o Benjamín Palencia, aunque la pintora también era muy amiga de María Zambrano, ambas escandalizaban el Madrid intelectual de la época, cada una a su manera.

Y según los investigadores, esta mujer vanguardista y redimida fue quien le inició en su despertar de los primeros juegos sexuales, puesto que ella parece ser la liebre libre y loca, del poema 15, o la soneto 8 escribe: Entro y dejo que el alma se me vaya por la voz amorosa del racimo, o soneto 28 amorosa fiera hambrienta.

Se le reconocían amores libres con el poeta Rafael Alberti a finales del 27 a la que dedicó el poema: La primera ascensión de Maruja Mallo al subsuelo. Anteriores a su relación con la que fuera su mujer María Teresa León, mujer de gran personalidad. Escribe Camilo José Cela: «Miguel Hernández y Maruja Mallo tenían amores e iban a meterse mano y a hacer lo que podían debajo del puente...» [10]. Esto sucedió en La Poveda, en el río Henares, saliendo de la estación del Niño Jesús. La pintora y él colaboraron en la escenografía para Los hijos de la piedra, basado en los sucesos de Asturias, trabajo donde seguramente debieron intimar. También hubo escapadas, una por los campos de Morata de Tajuña.

Maruja fue muy conocida entre los intelectuales de la época como José Ortega y Gasset, además de la exposición le pidió dibujos para la Revista de Occidente, pues de alguna forma esta pintora vanguardista representaba y contribuía a desarrollar gráficamente las pretensiones políticas del filósofo. Fue protegida por Ramón Gómez de la Serna, que ya en el exilio de Buenos Aires le escribió una corta biografía en 1942, donde después de la guerra civil se habían exiliado, de cuyo descatalogado libro se encuentra actualmente una copia en la Biblioteca Pública de Asturias, según me informó Aitor L. Larrabide. Ella también dio viñetas para la revista Silbo de Ramón Pérez Álvarez, gracias a la recomendación de Miguel, con la que ya tenía una amistad íntima, en el número uno de Silbo aparece el dibujo vanguardista de Maruja (una mujer con una espada en la mano derecha y un pez en la izquierda) ilustrando el poema «Al que se va».

El 6 enero de 1936, en el campo de San Fernando del Jarama paseando Miguel con Maruja Mallo, la guardia civil le pidió la documentación y como no la llevaba encima salió corriendo y lo detuvieron por sospechoso. Le dieron golpes y le amenazaron con la culata de los fusiles –contó Mª Teresa León- por resistirse. Diez días después hubo una nota de protesta en El Socialista a favor del poeta, firmada, por los intelectuales más destacados.

Maruja formaba parte de la llamada «Escuela de Vallecas» fundada por Alberto Sánchez y Benjamín Palencia, éste último le hizo un retrato a plumilla de Miguel tocando la armónica, pues pensó ilustrarle El silbo vulnerado, que no llegó a editarse. Miguel escribió a Benjamín a finales de 1934: «Estoy acabando de terminar un libro lírico, “El silbo vulnerado”, un libro como tú me pedías, de pájaros, corderos, piedras, cardos, aire y almendros...». Aitor L. Larrabide escribió unos apuntes sobre la «Escuela de Vallecas» y MH, en La Lucerna, nº 25, abril 1994, en el que hace una aproximación al concepto plástico de esta escuela madrileña, porque Palencia y el escultor Alberto Sánchez hacían un recorrido por el barrio de Vallecas hasta cerro Almodóvar que bautizaron como “Cerro Testigo”, a partir de los años 27, y recogían todo tipo de materiales que tuvieran un sentido plástico.

Yo creo que se ha derramado más tinta tipográfica sobre esta supuesta escuela que la escuela en sí misma pudo aportar al arte vanguardista de los años 30, que fueron las verdaderas intenciones de un grupo de artistas contemporáneos y no cohesionados, que no tienen obras representativas. Una idea que no llegó a tener realidad, ha sido un tópico.

A Maruja se le considera, por coincidir su relación afectiva con el tiempo de creación de los sonetos, la destinataria de la mayor parte de El rayo... (no de los que tienen parangón con Imagen de tu huella o Silbo vulnerado).


En 1937, regresó a su tierra gallega y estuvo en Vigo, desde allí pasó a Buenos Aires, donde vivió casi 30 años, hasta 1961, que regresó en un primer viaje, y luego en 1965. Tenía miedo porque había escritos artículos crudos sobre le etapa de la guerra vivida en Vigo. Y publicados después en La Vanguardia. Artículos que le hubieran costado la cárcel o penas de muerte en el franquismo. Según José Luis Ferris [11] es la pintora más extraordinaria de la vanguardia española y la más desconocida e ignorada.

En Argentina viajó a Chile, era amiga de Neruda y de Gabriela Mistral. Pintó cabezas femeninas con aspectos masculinos y perfiles clásicos casi griegos, como una forma de recordarnos las razas, retratos que vendía a un judío joyero Samuel.,..

Regresó a España, fue ignorada por completo, y conocemos su vida gracias a una entrevista monográfica que le hizo la televisión de Madrid. Documentos que nos ha servido para documentar este artículo. Y que fue visto por el articulista el día 31 de enero de 2005, en la CAM de Alicante.

Ella fue un amor salvaje, casi brutal, básicamente humano.

Ramón Fernández Palmeral en su libro "Simbología secreta de El rayo que no cesa"