Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

martes, 28 de febrero de 2012

La descendecia de Carlos en una carta de 1967

La descendecia de Carlos en un carta de 1967 a su amigo Manuel Molina.

...Este año no salgo de prácticas al campamento [Itendencia de Barcelona]. Me gustaría ir, pero mi salud no es cabalmente buena desde hace unos meses y me falta humor para bregar con tantos potros salvajes, relinchando, coceando juventud por todos sus poros [los reclutas].

Ya tengo tres nietos, dos niñas y un niño —éste se llama como yo—. Los tres son hijos de mi primogénito, pues el segundo, Carlín, que ya tiene veinticinco años, sigue soltero. El tercero, Vicente Luis, está a punto de incorporarse al servicio militar, y el cuarto y último-génito, Julián, natural de Barcelona, ha cumplido los dieciséis. La lucha ha sido dura, pero ahí están ya los hijos hechos hombres, gracias a Dios y a todos los Santos, y ahí los nietos, pequeños ramos de inocencia, que traen la renovada gracia virginal de la vida humana, con la que compensan a nuestro corazón.

En el aspecto literario, en verdad, en verdad te digo que he perdido completamente el gusto de escribir, de tanto exigirme, de tanto no gustarme cuanto he hecho o intentado. Sin embargo, todas mis horas de ocio las dedico a leer. Es decir, que la literatura, en todas sus ramas, es lo único que sigo considerando importante, lo único que sigue despertando en mí un vivo interés.»

(Barcelona, 2 de mayo de 1967)

Hoy en día desconocemos la descendencia de Carlos en Barcelona. No sabes cuanto nieto tuvo ni cuantos biznietos. ¿Alguno de ellos ha salido poeta? Incognita.


Escribió un romance a su nieta Magda

PRIMEROS VERSOS PARA MAGDA

Corona de los viejos son los hijos de los hijos.
( Proverbios 17-6)

¡Niña, como yo quería!
al fin el buen Dios me ha hecho
el don de hacerte venir
de los huesos de mis huesos.

Que mi edificio de amor
estaba triste, incompleto,
sin una golondrinita
que hiciera el nido en su alero.

Niña y trigueña, y bonita,
de brujos ojitos negros
y manecitas de seda
que imantan la luz del beso:
si está dormida son como
dos florecitas sin viento,
despierta, son mariposas
de un vivo y dulce aleteo.

¡Niña, mi nieta, qué bella
realidad de mi deseo!

Corona viva eres tú,
guapa, de mis años viejos,
luz nueva en mi corazón,
nueva pasión de mis versos.