Es necesario en este centenario (1912-2012) recopilar la obra dispersa del inmortal poeta oriolano, como así cuantos artículos, reseñas, oponiones y comentarios se han publicado sobre él. Esta es ocasión única para recoger inéditos. Y reclamar la publicación de sus Obras Completas. Somos fenollianos. Portal dirigido por Ramón Fernández Palmeral.
jueves, 23 de febrero de 2012
Carlos acompañó a Miguel a Elche para recoger el único premio que de poesía que le dieron
Con su nueva máquina de escribir de la marca Corona portátil que le vendió Eladio Belda a plazos por trescientas pesetas, fue el instrumento para que Hernández escribiere “Canto a Valencia”, que envía al concurso convocado por el Orfeón Ilicitano, las bases las había leído en la revista Destellos de Orihuela, a finales de marzo de 1931 recibe la noticia de que su poema ha sido premiado con el primer premio, con el telegrama en su mano temblorosa se lo enseñó a Carlos Fenoll. Era el tercer aniversario del Orfeón Ilicitano por el se organizó un certamen literario "con el objeto de rendir el más merecido tributo a Valencia". Constaba de 138 versos, al que le puso el título de "Canto a Valencia" y que presentó con el lema "Luz..., Pájaros..., Sol...".
En el semanario "El Ilicitano", órgano periodístico de la sociedad artística de Elche, del 5 de abril 1931 de ese año aparece en su portada el fallo del jurado y se constata la reunión del 25 de marzo del jurado compuesto por Manuel Pomares Ceva, Antonio Serrano Hernández, Pascual Pastor Maciá y Amador Blasco decidieron los galardones del certamen literario. El concurso había recibido, sobre todo, trabajos desde Valencia, Alicante, Elche y Orihuela.
El poema ganador de un joven Miguel Hernández dedicaba mucho espacio y sensibilidad al paisaje y las gentes de la zona del Levante en la que tenía protagonismo destacado Valencia, el Mediterráneo, Alicante, el Segura, Murcia y, especialmente, Elche, donde a lo largo de 16 versos se encajaba con hábil delicadeza desde un gran bosque de palmeras hasta el Domingo de Ramos, el Huerto de Cura y la Dama.
La noticia también apareció en el nº 11 de Destellos de 15 de mayo con la siguiente nota:
"Miguel Hernández (el pastor poeta) y Antonio Mateo han sido galar¬donados con el primero y el tercer premio respectivamente en el Certamen Literario organizado por la Sociedad Artística 'Orfeón Ilici¬tano. Destellos felicita con entusiasmo a los jóvenes poeta oriolanos, y se congratula de que muchachos como Hernández, colaborador de esta revista, y Mateo, hayan obtenido "tan resonante triunfo".
(“La Orihuela de Miguel Hernández”, José Sánchez Balaguer, 2011, p. 109)
Así lo relata el propio Carlos en carta a Francisco Martínez Marín carta de 9 de marzo de 1951:
“El Canto a Valencia —no estoy muy cierto de que se titulara así— se lo premiaron en Elche. Cuando recibió el telegrama donde le notificaban tan fausto acontecimiento, saltó materialmente de alegría, y agitando el azul y leve papelito en su mano ruda, como hecha de corteza de olivo, con un fulgor de júbilo en sus ojos impresionantes, me decía: ¡Mira Carlos, mira! ¡Me han dado el primer premio en Elche! ¡Viva la poesía, y yo y tú! Con los dineros que recaudó de la leche aquella noche alquilamos un detonante Ford [con el dinero obtenido ese día de la venta de la leche] y llegamos a la ciudad de las palmeras a las doce y pico. Todo silencioso y desierto... Preguntamos a un sereno —¡Che, oiga— la dirección, o mejor dicho, por dónde caía la dirección del Secretario del Certamen. Después de mucho andar, desandar, llamar, molestar —tal era nuestra impetuosa, nuestra impaciencia y brava ingenuidad—, nos dijeron que el premio no se podía entregar aquella noche, a aquellas horas. Que lo mandarían. Decepción... —Pero ¿qué es el premio, en metálico?— quisimos saber —No; un objeto artístico...» ["una magnífica escribanía -estuche para plumas y un tintero- de plata], según consta en el acta del jurado del certamen. Sí, fue un pobre objeto y aún más pobre como obra de arte: una escribanía. A los dos o tres días fuimos a venderla para restituir a su padre «los cuartos de la leche», y aún nos faltaron cuatro pesetas...”
Para reparar la falta del dinero de la leche a su padre, vendieron la escribanía de plata, e incluso así faltaría dinero, que seguramente recurriría al bolsillo de carlos que no le negaba ningún tipo de ayuda.