Es necesario en este centenario (1912-2012) recopilar la obra dispersa del inmortal poeta oriolano, como así cuantos artículos, reseñas, oponiones y comentarios se han publicado sobre él. Esta es ocasión única para recoger inéditos. Y reclamar la publicación de sus Obras Completas. Somos fenollianos. Portal dirigido por Ramón Fernández Palmeral.
sábado, 18 de febrero de 2012
Buscando la casa natal de Carlos Fenoll en calle San Juan de Orihuela
(Calle San Juan, foto antigua de Manuel Muñoz Hidalgo).
Carlos Fenoll nació en la señorial calle de San Juan s/n (Orihuela), al final de la "tapia del huerto" (según el poeta Joaquín Mas Nieves). La calle recibía el nombre del Monasterio de San Juan el Penintente, y adosado el convento de las Clarisas sito en la misma calle.
También aquí y en la misma calle y en la acera de enfrente nació, dos años antes, Miguel Hernández Gilabert. La calle se san Juan se llamo hoy Antonio Pinies, marques de Linde (Antonio Pinies Roca de Togore). Podría muy bien llamarse calle de los poetas.
En el video podemos ver la busqueda realizada por el director de este portal el 17 de febrereo de 2012. Año del centenario del nacimiento de Carlos.
A la calle de San Juan de Orihuela
Calle santa y bendita
¡Belén esculpido en el cielo!
Aquí nacieron dos poetas universales
dos almas atravesadas por furias
de paz y de guerra: dolor crónico de los hombres.
Pastores, los que fueres
allá por las majadas al otero,
si por ventura vieres
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
San Juan el patrón de dos motores de poemas
nacidos el mismo cordón umbilical de la poesía
hermanos de sangre y de monjas Clarisas
cual volcán sagrado detenido en el tiempo.
Pastores, los que fueres
allá por las majadas al otero,
si por ventura vieres
aquel que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
Dos poetas, dos almas:
Carlos Fenoll & Miguel Hernández
Inmortales
ungidos
santificados
desgarrados el león de San Juan
y es vuestra calle como la mía del Cristo solo.
Cogidos por el espacio y el combate
uno con el alma encadenada
el otro con el viento del pueblo de la guerra;
Ambos con silbos se quedaron aquí para siempre
en cada piedra de sillares monásticos.
Pastores, los que fueres
allá por las majadas al otero…
Desde hoy vuestra calle es la mía.
Ramón Palmeral, 18 de febrero 2012