Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

viernes, 17 de febrero de 2012

GABRIEL MIRÓ en tres poemas de Carlos Fenoll.

GABRIEL MIRÓ, en su obra "Las cerezas del cementerio".


¡Le he visto! ¡Le he visto! Surgió de la entraña
fragante, gloriosa, del lírico texto.
Subía solemne, ante mí, su figura,
cual nube de oro, cual nube de incienso...

Cantaban a gloria unos ángeles rubios;
los ángeles suyos, los ángeles bellos
que él viera un día, en torno a su mesa,
bajar a sus libros —jazmines inmensos—.

¡Le he visto! ¡Le he visto! Tenía una mano,
cual muerta azucena, dormida en su pecho.
Firmeza de roca de mar levantino
tenían sus ojos y azul de los cielos...

¡Le he visto! ¡Le he visto!... ¡Vivía, vivía!
Allá en la cumbrera bebíase el viento;
gustaba el perfume de ariscos matujos,
tomillos y flores; sabinas, romeros...
¡islaba su alma ! Su alma era aquella
sumida en tristezas, en éxtasis bellos,
con gozos de infancia, herida y fragante,
do brotan canciones, ternuras y besos.

¡Miró resucita!, se alza, solemne,
cual dios, en su tumba que cubren cerezos...
¡Le he visto! ¡Le he visto! Surgió de la entraña
fragante, gloriosa, del lírico texto.
Firmeza de roca de mar levantino
tenían sus ojos, y azul de los cielos...

Carlos Fenoll, El Pueblo de Orihuela, 30 de septiembre, nº 153, 1930

Tres poemas a Gabriel Miró
Gabriel Miró Ferrer falleció en Madrid el 27 de mayo de 1930. Carlos publica este poema como homenaje al maestro de la prosa, vinculado a Orihuela de cuando fue estudiante en el Colegio de Santo Domingo y familiarmente, puesto que su madre Encarnación Ferrer era natural de Orihuela. Además Carlos escribió una "Elegía a Gabriel Miró", publicado en Juventud Mariana, Orihuela, septiembre 1948; y "Recordando a Gabriel Miró" (en el XIX aniversario de su muerte) "Ifach", Alicante 1949.

Carlos había leído las obras del prosista alicantino y en algunos poemas vemos su influencias y su nueva estética, se le considera impulsor de la llamada "La generación oriolana del 30", descubierta, expuesta y comentada por Vicente Ramos en 1965 "Literatura Alicantina".
Fenoll no aparece en los trabajos publicados en el número especial El clamor de la verdad, "Cuaderno de Oleza consagrado al poeta Gabriel Miró", título tomado de un diario apócrifo del que se hace referencia en El obispo leproso, en homenaje a Gabriel Miró en Orihuela el 2 de octubre de 1932.

Y no hay constancia documental que estuviera presente en los actos organizados por Ramón Sijé y gestados en la tertulia del Hotel Palace donde se reunían Juan Bellod Salmerón, Mariano Cremades, Tomás López Galindo, Plácido Gilabert, Augusto Pescador, José Olmedo y Alfredo Serna.
Fenoll no aparece documentalmente en estos actos. Suponemos que, el poema Súplica, de 1932, con la dedicatoria "A Ramón Sijé al empezar mi senda" (no publicado hasta 1978) tiene un tono de súplica y enfado, tras conocer la publicación de El clamor de la verdad, donde no se ha contado con él, sí en cambio, sí contó con Miguel Hernández y los amigos de Cartagena: Antonio Oliver, Carmen Conde, María Cegarra y Raimundo de los Reyes.

En "Súplica", apreciamos el enfado de Carlos cuando le dice en tono lírico, más o menos a Sijé: "parece mentira que tú, hermano sentimental, no consientas que yo, enfermo de ilusiones, caiga, roto y sin fe, en mi primer camino, dame tu mano, tu fe, y tu luz..." El entrecomillado es mío.


"EL CLAMOR DE LA VERDAD"
El Clamor de la Verdad llevaba como subtítulo “Cuaderno de Oleza consagrado al poeta Gabriel Miró”, y en su portada una fotografía del homenajeado.

En sus doce páginas, impresas en la Escuela Tipográfica de la Beneficiencia de Orihuela, de tamaño 31´8 x 21´8 cms., a dos columnas y con algunas fotografías de la ciudad, se publicaron artículos en prosa de Antonio Oliver Belmás (“El cuerpo derruido”); Miguel Hernández (“Limón,” “Yo. La madre mía”); Julio Bernácer (“Estampa mironiana”);Ramón Sijé (“Geografía de un claustro”), El Anti Alba-Longa (“Gabriel, arcángel”) y Raimundo de los Reyes (“Orihuela, principio y término de Sigüenza”), además del ya citado Ballesteros, y poemas de María Cegarra, Carmen Conde, Carlos Martínez Barbeito y José María Ballesteros, y una fotografía del busto de Miró, obra del escultor murciano José Seiquer Zanón, premiado por la comisión encargada del Homenaje a Miró, así como una “Estafeta de El Clamor de la Verdad”, donde se agradecía a varias personalidades de la vida literaria y política nacional- desde Altamira a Azorín, desde Gregorio Marañón a Giménez Caballero- su colaboración en el Homenaje.


Las palabras de gabriel Miró, que prendieron muy pronto en Ramón Sijé, en Miguel Hernández y Carlos Fenoll, los cuales proclamaron esa ascendencia siempre que tuvieron ocasión. De ellos, fluyó esa savia hasta contaminar a los hermanos Fenoll, a Gabriel Sijé (hermano de Ramón), y a él mismo. Todos tendrán como referencia la palabra de Miró, al que, como dijo Salvador Rueda, sentirán como "símbolo y voz literaria de Alicante, no sólo en España, sino en el mundo".