Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

domingo, 31 de diciembre de 2017

lunes, 25 de diciembre de 2017

Ha fallecido Gaspar Peral Baeza, gran conocedor de la vida y obra de Carlos Fenoll

                      (Retrato de Gaspar Peral Baeza, por Ramón Palmeral, realizado al óleo en 2006)


Ayer 21 de diciembre 2017 falleció mi amigo y hernandiano Gaspar Peral Baeza el día que cumplía exactamente noventa y tres años (93), por el propio peso de los  años, porque la vida llega un momento que se acaba. El mes pasado estuvo hablando por teléfono con él, me contó sus achaques porque a pesar de sus años mantenía una excelente memoria. Gaspar se había convertido para mi es un archivo viviente sobre los estudios hernandiano, y no solamente para mí, sino ante con otros muchos hernandianos que no puedo nombrar aquí, en esta esquela dolorosa. Yo sabía que este momento tenía que llegar debido a su avanzad  edad, su muerte no nos ha cogido de sorpresa, pero es siempre doloroso perder a un buen amigo, y buena persona, siempre atento, educado y dispuesto a ayudar a quienes llamaran a su casa de la Torre de las Águilas, donde se encontraba su oceánico archivo hernandiano, y su biblioteca especializada en teman alicantinos.   

Nació en Alicante el 21 de diciembre de 1924 de profesional como empresario del ramo agro-alimentario. Licenciado en Derecho. En los años cincuenta fundó Teatro de Cámara del Instituto de Estudios Alicantinos, y escribió varias obras dramáticas.  Desempeñó la tenencia de alcaldía de Cultura del Ayuntamiento de Alicante durante los años 1962 a 1967. En la segunda época del Instituto de Estudios Alicantinos (1968-1983) presidí la Sección de Publicaciones (1968-1973), Secretario Técnico del I.E.A. (1973-1974) y después Vocal Secretario de la citada Sección de Publicaciones. Era Miembro de Honor del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert desde 1984. La Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela, me concedió la Medalla al Mérito Hernandiano  en enero del año 2006. Fue vocal del Patronato de la Fundación Cultural Miguel Hernández, de Orihuela, y miembro de la Asociación Amigos de Miguel Hernández. Su referente hernandiano titulado Archivo Miguel Hernández de Gaspar Peral Baeza, editado por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert se presentó. En enero de 2013 se presentó la exposición del Archivo Hernandiano de Gaspar. La Universidad Miguel Hernández, de Elche, cuyo Consejo Social, a petición de su Cátedra Miguel Hernández, dirigida por el profesor Francisco Esteve, le concedió el Premio Cátedras UMH, Cátedras Institucionales, en otro mes de enero, el del año 2013.     El 24 de febrero de 2015 se hizo una exposición Miguel Hernández y Alicante en el Archivo de Gaspar Peral Baeza.


¡Descansa en paz, amigo!

Ramón Fernández Palmeral


(Entierro sábado día 23 de diciembre a las 11 horas en la Siempreviva)

Video:

jueves, 29 de junio de 2017

Manuel Molina y Carlos Fenoll fueron grandes amigos y poetas. Ahora se publica "Hermenéutica de hombres a la deriva".


Libro de Ramón Fernández Palmeral en el Centenario del nacimiento de Manuel Molina Rodríguez. (Orihuela 1917-2017). "Hermenéutica de hombres a la deriva de Manuel Molina". Editorial Amazon y Lulu.

Pedidos aquí:
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lunes, 19 de junio de 2017

Cartas de Miguel Hernández dirigidas a Carlos Fenoll, por Ramón Fernández Palmeral.

Sobre el mito de la correspondencia de Miguel Hernández a Carlos Fenoll

Por Agora

EL TEXTO REPASA LAS CARTAS DE MIGUEL HERNÁNDEZ DIRIGIDAS A SU AMIGO CARLOS FENOLL O QUE CONTIENEN REFERENCIAS A ÉSTE.
Sobre el mito de la correspondencia de Miguel Hernández a Carlos FenollDamos por sentado que nos encontramos ante un poeta desconocido que no se sustenta por si solo sin el andamiaje mediático del autor de El rayo que no cesa. Sin embargo, por desconocido no es un poeta menor. Fenoll es un caso insólito, pues siendo cita obligada en las biografías hernandianas, no aparece en las bibliografías, cuando en realidad fue el mejor biógrafo posible, de haberse conservado la correspondencia cruzada y haber escrito algún libro. Carlos renunció a ser su biógrafo en los años juveniles. Que quizás, con el soporte de una buena editorial le hubiera reportado cuantiosos beneficios; y, en cambio, se dejó llevar por la sombra vencida al ver tenebrosa la vida, excusándose en que no quería recordar el pasado, suplicaba que, por favor, no le hablaran más de Miguel. Por la lógica de los sentimientos, pensamos que, si una persona quiere olvidar los fantasmas del pasado es debido a que no le fueron gratos, y uno de estas neuronas encendidas fue el recuerdo de Miguel. ¿Por qué? Prácticamente todos los biógrafos desde Pérez Álvarez, Antonio García-Molina, Manuel Molina, José Guillén, Muñoz Garrigós, Joaquín Ezcurra, Vicente Ramos, Martínez Marín, Moreiro, Eutimio Martín, García Selma… coinciden en afirmar que quemó, como ya hemos comentado, en el horno de la tahona, una supuesta maleta llena de cartas y originales de poemas para la revista Silbo, de la que era director; más ejemplares de la revista no vendidos que también se convirtieron en pavesas como cometas. Jamás en la historia se han comido panes más poéticos, más hernandianos y más feroces del fuego. Mucho se ha especulado –sin pruebas documentales– sobre la desaparecida correspondencia de M.H. en su poder y los originales de otros poetas que le mandó Miguel desde Madrid para publicar en el número tres y posibles sucesivos de la misma revista. No obstante, salvó ocho sonetos y varias cartas, la de ¿mayo-junio? de 1936 O.C. 2404 y la de 12 de junio de 1936 O.C. 2423, y que Molina publicó en el libro Canto encadenado, Instituto de Estudios Alicantinos, nº 35, 1978, p.12, Molina escribe: "Del aprecio y afecto de Miguel Hernández por el panadero hay innumerables pruebas, muchas de ellas publicadas en libros y revistas interesadas en la vida del genio oriolano, otras se perdieron en el fuego, en la hoguera que de sus papeles íntimos hizo Carlos Fenoll, intentando purificar su pasado, y algunas pocas pasaron al archivo de sus amigos más próximos", Entre estos amigos más íntimos estaba el propio Molina que recibió dos cartas y ocho sonetos de MH. En carta a Vicente Ramos, tras recibir Carlos el libro Seis poemas inéditos, le hace una confesión que confirma la “negligencia” en la custodia del legado: "Me alegra -nos dice el 28 de agosto 1951- poder guardar ahora estas cosas de Miguel, que he tenido tantas veces y otras tantas las he perdido por mi incurable dejadez (...) Algo terrible, que yo, menos que nadie, me perdono". No sabemos la fecha de la inclemente incineración pero por el poema “Hora maldita” de 1943, pudiera ser cierto. Las causas pudieron ser, entre otras, el temor a conservar documentos que le pudieran llevar a la cárcel o fusilamiento, si un registro de falangistas llegara a su casa. En la posguerra MH era un amigo peligroso, no obstante, aparece en el homenaje del “ciprés máximo” el domingo 26 abril del 42 junto a otros amigos y hernandianos, ya nombrados anteriormente. ¿O que le remordía la conciencia ante actuaciones y omisiones no reveladas?, aunque latentes y enmascaradas en olvidos voluntarios y lapsus memoriae o amnesia espontánea. Por lo que hemos visto y estudiado existió un periodo de empatía entre Carlos y Miguel Hernández desde los años 1928 a julio 1936, donde las cartas –según el epistolario, fluyen-; a partir de esta fecha ya no hay cartas ni alusiones a Carlos en el epistolario a Josefina Manresa -excepto la carta a la familia Fenoll del 3 de mayo de 1939. Quizás debido a desacuerdos entre ellos por el último número de Silbo, la separación física por inicio de la guerra o peticiones de favores no correspondidos. Lo que no disponemos son de la cartas de Carlos a Miguel, que deben encontrarse, hoy, en el Archivo de Miguel en cajas fuerte de algún banco de Elche, después de haber salido del Centro de Estudios de Investigación MH de Elche por desacuerdos entre los herederos y la nueva corporación municipal del PP. Veamos las cartas que poseemos con referencias o dirigidas a Carlos Fenoll, que obran en las Obras Completas RBA Tomo II, impresas en las páginas: 2291, 2293, 2294, 2297, 2367, 2389, 2404, 2423, 2545. 1.- Cartas a Ramón Sijé donde hace referencias a Carlos Cuando MH decide iniciar su primer viaje a Madrid, Carlos colaboró con algunas pesetas de su bolsillo e incluso le acompañó a la despedida en la estación de Orihuela el 30 de noviembre del 31 junto a Ramón Sijé. Las primeras cartas de MH están dirigidas a Ramón Sijé -verdadero corresponsal de esta época- no a Carlos. Con recaditos y recuerdos o alusiones a Fenoll, son cuatro las referencias que tenemos: A).- Primer carta desde Madrid de 11 de enero de 1932, le escribe a Sije: ”A Fenoll, que no se aparte de mí” (O.C. II, 2291) B).-Segunda también desde Madrid a Sijé de 6 de marzo del 32. (O.C. p.2293) “Dile a Fenoll que cante y cante y cante… la teneseora” y que te ame mucho” C).- Tercera la carta desde Madrid a Sijé de 17 de marzo del 32. (O.C. p.2294) "(Que lea esto Fenoll) Carlos: ¿Te acuerdas de la niña aquella que vi la última tarde de mi estancia en Orihuela? Pienso en ella a todas horas. No te rías. Aunque te parezca absurdo estoy como tú... Haz el favor de darle (lo más discretamente que puedas y a solas si es posible) ese sobrecito. Decidme si hay procesiones. Aquí ni se notará que es Semana de Pasión. Ved a mi madre y preguntadle por qué no recibo carta suya. Saludad a todos los amigos. Abrazos." D).- En carta a Sijé desde Madrid 5 de mayo de 1932 (O.C. 2297) “Esta mañana he recibido carta de (¿Fenoll? ¿Poveda?)... y en cuyo exterior me manda un bonito romance… más parece un madrigal. La escribiré un día de (éstos, puede que ) tal vez mañana." 2.- Cartas dirigidas a Carlos Fenoll Tras la muerte de Ramón Sijé en la Navidad de 1935, Miguel tiene mucho interés en publicar el ensayo sobre el romanticismo de Sijé, y escribe a Juan Guerrero Ruiz, a los padres de Sijé, a José Ballester de La Verdad de Murcia, lo intenta con Manuel Altolaguirre, con José Bergamín, sin éxito. Escribe a Manuel Manresa Pamies –padre de Josefina Manresa- para reiniciar su relación de noviazgo epistolar con Josefina Manresa, y además con Fenoll, al que le escribe directamente para sus intereses: A).- La primera desde Madrid es una larga carta, siempre interesado, es de febrero de 1936 (0.C. 2367-2370). Se inicia con una excusa: “Nuevamente ocupada la tinta. Asuntos de imprenta y de mil demonios me han tenido la mano sujeta para no poder escribirte. Recién editado mi libro El rayo que no cesa [salió el 24 de enero de 1936 en la editorial Héroes], en cuanto me den ejemplares estará entre vosotros”… La carta ocupa tres páginas, el resumen gravita en que necesita buscar un apoyo financiero y también de recadero. Le habla sobre la edición de su libro El rayo que no cesa, le anuncia que vendrá con libros para poder venderlos todos y poder pagar a Manuel Altolaguirre.
No dudamos que Fenoll le comprará un ejemplar y que se lo dedicará. Además le dice que ha hablado con José Bergamín para publicar el ensayo de Sijé, se trata de La decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas, que había recogido en el Ministerio de Instrucción Pública. Rechazado por Altolaguirre con la excusa de no tener linotipia para una edición unas 300 páginas. La verdad es que el original de Sijé es complejo y árido de leer, texto que necesitó de una poda y un índice. (Ensayo Simbología secreta de “La decadencia de la flauta y el reinado de los fantasmas”, de Ramón Sijé, Ramón Fernández Palmeral, Ediciones Palmeral, Alicante, 2005) Le dice que ha recibido un poema muy raro de Poveda “La choza del ringorrango…” Le anuncia una segunda Elegía a Sijé dirigida a la novia y hermana Josefina. También le comenta que ha recibido una carta de Justino con unos trabajos. Le dice esa repetida frase de “Tú haces lo mejor cantando hacia dentro de cuando en cuando y no hacia fuera. Pierde la mitad del verso que se diga y gana doble el que se queda en la garganta”. Le manda saludos para todos los amigos del barrio: Rosendo, el Mella, Gavira, el Habichuela, Tafalla, José María, el Moya… […] “Di a Poveda [Jesús] que ese deseo suyo que le acomete a destiempo es tonto. Vale más hacer un pan que un periódico”, puede ser el preludio de Silbo. Le dice que no escribe a su primo [Antonio Gilabert Aguilar] ni a Molina [Podría ser Antonio García-Molina o Manuel Molina Rodríguez], saludos a Bascuñana [José Murcia Bascuñana]… a tu madre [Monserrate], a Efrén, Josefina [Fenoll], a Carmen [hermana de Carlos]… Es decir, se aprecia en esta carta un deseo de emprender una relación epistolar. B).-La segunda, desde Puertollano de marzo del 36 (O.C. 2389), es una tarjeta postal, la escribe desde Puertollano, donde está en una de las Misiones Pedagógicas por la Mancha y Andalucía. Donde le dice que vendrá por Pascua, se está refiriendo a la Pascua de Resurrección, Semana Santa. La Josefina que nombra en esta carta “Di a Josefina que no se acongoje por mi llegada”, se refiere a Josefina Fenoll.Sobre el mito de la correspondencia de Miguel Hernández a Carlos Fenoll Reproducción del manuscrito de una tarjeta postal de Miguel Hernández enviada a Carlos Fenoll desde Puertollano en marzo de 1936 C.- La tercera aunque aparece con fecha de mayo de 1936 (O.C. pp.2404-2405), está comenzada en una fecha y terminada semanas después, posiblemente a primeros de junio, en la que le habla de que ha recibido el libro de Poemas, 1936. Le comenta que ha recogido 50 ejemplares de la revista Silbo. Se sorprende que saliera un segundo número. Se dirige a Carlos con “Señor director de Silbo”. Lo cual indica el interés por la amistad para fiscalizar en la revista. Le manda un recado a Poveda para que no imite el estilo de Pablo Neruda y haga sus propios sonetos, con su propia voz. Ha recibido de Ramón Pérez Álvarez un prospecto del Teatro Circo. Le dice que le manda dos poemas, uno es un soneto de un poeta sevillano que empieza amigo suyo. Y el otro es de un amigo de Aleixandre, que tenía interés en que se publique. No dio el nombre suponemos que podría tratarse del poeta antequerano José Antonio Muñoz Rojas (1909-2009). D.-La cuarta carta está fechada el 12 de junio 1936 (O.C. 2423). Se inicia con cierta frescura: “El tiempo que no es oro para mí, sino cosas más amargas que el metal, me hace escribirte a máquina estas cartas por la prisa que me da para muchas cosas…” Responde a una carta de Carlos, -cuyo original no sabemos donde se encuentra actualmente- en la que le dice MH que se la ha leído a Aleixandre, antes de irse para Miraflores de la Sierra… Le comenta su deseo de que Aleixandre vaya a Orihuela, a Neruda también se lo ha propuesto y no sabe si irá alguna vez. Aleixandre piensa escribirle a Fenoll y a Ramón Pérez Álvarez, y que ellos dos le escriban porque está enfermo (le falta un riñón) y muy solo. Le enuncia una buena nueva: “Se habla mucho del movimiento Silbo. Desde ahí parece que nadie se entera de nada, pero los mejores hombres de letras de Madrid se interesan más de lo que uno se cree”. El 11 de junio se organizó una despedida en casa de Aleixandre calle Velintonia nº 3, donde acudieron Neruda, Altolaguirre, Concha Méndez, el pintor Rodriguez Luna y Miguel Hernández. Le comenta que tiene escrito dos actos de El labrador de más aire, cuando vaya a Orihuela les leerá todo lo que tiene. Le aconseja a Carlos que no se precipite en sacar el tercer número, que cuando él llegue a Orihuela sacan juntos el tercer número, “Quiero -en tono imperativo- que vaya en primera página Vicente Aleixandre”. Le dice que tiene en la Revista de Occidente la Elegía a Garcilaso de la Vega y “Sino sangriento”. Por esta carta sabemos que el 13 de junio recitó en Unión Radio de Madrid. Una vez más pide dinero para ir a Orihuela, “por eso lo he enviado a la revista” se ha a entender que los ha tomado a cuenta de lo que había cobrado de la venta de algunos ejemplares de la revista. De ser cierto debió enfadar a Carlos y al Grupo, lo que suponemos es que Silbo, como cualquier revista poética de aquella o de esta época, debía ser una ruina económica. Para contentarle le manda una foto del torero Lagartijo, sabedor de su afición taurina. Piensa escribir a Ramón Pérez Álvarez pero renuncia por el agotamiento de un día ajetreado. E).- La quinta y última carta enviada desde la cárcel de Torrijos de Madrid, de fecha 31 de mayo de 1939 (O.C. 2545), pero dirigida a la familia Fenoll como hermanos y primos, puesto que los presos no podían escribirle a los amigos, sólo a la familia. Por puras ansias de libertad necesita que los amigos le escriban, les dice: “Josefina escríbeme y dime de Poveda[…] Escribidme Carlos, Ascensión y decidme muchas cosas para sentirme más acompañado aquí. Habladme de vuestros hijos, del horno, Efrén: de Orihuela, de Justino, del río ese que nos sigue arrollando desde lejos”. No tenemos constancia, hoy por hoy, si esas esperadas cartas de la familia Fenoll llegaron o no a manos de Miguel. Lo cierto es que, en el epistolario de Obras Completas, no aparecen más referencias a la familia Fenoll. A partir de esta fecha no tenemos cartas de MH, bien por que se han perdido o por que no se escribieron por diferentes razones, que si no apuntadas sí latentes. 3.- En septiembre del 39 Carlos estaba escondido en su casa Cuando ponen a MH en libertad de forma inesperada en la cárcel de Torrijos el 15 de septiembre del 39, bien por un error burocrático entre la jurisdicción civil y militar, o bien por una Orden de Franco que instaba a poner en libertad a todos los presos que todavía no hubiesen sido juzgados, como fue el caso revelado del humorista Miguel Gila, se viene a Cox. Otras versiones oficiosas apuntan que ante la imposibilidad del régimen franquista de alimentar a cientos de miles de presos republicanos tuvieron que excarcelarlos, pues se les morían de hambre. Transcribo unos datos biógraficos de dudosa verosimilitud, cómo Manuel Molina y Carlos visitan a MH en Cox: "Nuestro último encuentro fue al principio del otoño del año 1939. Mi hermana mayor me dijo que Miguel había estado en mi casa preguntando por mí y que tenía prisa por llegar a Cox, donde estaban su mujer y su hijo. Al día siguiente, a primera hora, salí para Orihuela, donde comuniqué a Carlos Fenoll la noticia. Nos pusimos de acuerdo y partimos al mediodía para Cox. Cuando llegamos, Miguel dormía, la siesta. Después de los abrazos de rigor, de unas ensaladas y unos vinos, le preguntamos a Miguel qué era lo que pensaba hacer. Nos dijo que había estado más de cuatro meses en una cárcel de Madrid y que había salido libre y sin ninguna denuncia, que ahora pensaba dedicarse a trabajar la tierra. "Por lo pronto—nos dijo—, mañana voy a Orihuela a ver a mis padres de la calle de Arriba y a los de la calle Mayor” (Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela,1969:72-73) En una conversación coloquial es innecesario decir que voy a visitar a mis padres de la calle de Arriba y luego a los de la calle Mayor, con decir voy a visitar a mis padres y a los de Sijé ya es comprensible. Como ya he comentado desde el golpe de Casado, marzo del 39, el miliciano Carlos Fenoll, que había servido en el frente republicano, regresó a Orihuela estuvo escondido en su casa sin poder dar señales de vida, pues de lo contrario sería detenido y enviado a la cárcel o a los campos de concentración hasta depurar sus responsabilidades ante los franquistas. La mañana del 28 de septiembre, Miguel, que nunca dejó de ser un ingenuo y se creía inmune porque no tenía delitos de sangre, sino como agente de propaganda y periodista, fue desde Cox a Orihuela a visitar a sus padres y a los padres de los Sijé en la calle Mayor 27; al terminar esta visita, por la tarde, sale con Justino Marín y en la puerta de Eusebio Escolano, diputado de la CEDA, es insultado por José María Martínez el Patagorda, oficial del Juzgado Municipal, que se la tenía jurada y llevaba tiempo buscándole, y había estado en Cox con tal motivo, éste le denunció al inspector de la Guardia Municipal Manuel Morell Rogel, que fue quien le detuvo y lo llevó a Comisaría. Justino le acompañó y se quedó esperándole en la puertas pero ya Miguel no salió más, sino que le llevaron al Juzgado Militar nº 2 ante el alférez Lucas Girona (podría tratarse de Francisco Lucas Girona, luego alcalde de Orihuela desde 11 de marzo de 1943), desde aquí a la Prisión Central (Edificio del Seminario Diocesano de San Miguel), en el seminario que había sido convertido en Campo de Trabajo por los republicanos desde junio de 1937, desde que expropiaron todos los edificios religiosos oriolanos, que ejercían funciones de diferentes usos y alojamientos de refugiados, cuarteles de tropas y Academias de Oficiales de Carabineros (“Orihuela y la Guerra Civil”, hermanos Agustín y Ricardo Castaño Martínez, 2011) Durante los dos meses de detención en el sótano del seminario, Miguel escribió, según consta en el Tomo II de las Obras Completas, siete cartas a Josefina, dos a José María de Cossío y una a los padres de Ramón Sijé, sin fechar, posiblemente en la primera semana de octubre del 39 (pero con la dirección de calle Arriba 73). En la que increpa a Justino de su poco ánimo y estado enfermizo que sigue bajo la falta de sus padres, y que parece ser le dejó solo en la puerta de la Comisaría: "Justino: No creo [que] estés esperándome a la puerta de la Comisaría todavía. Dime cómo se desenvuelve tu juventud, expuesta a muchos peligros y devaneos, a muchas frivolidades que luego pueden acarrear consecuencias graves. Mírate en mi espejo, y no quieras que te suceda nunca cosa parecida. ¿Escribes?, ¿tienes novia? Estás excesivamente animado de calor materno. Siempre te lo he dicho. Tu salud y tu reposo serán sabrosos y mejores el día que empieces a decidirte a vivir más independientemente del cariño paterno y fraterno, sin que quiera decirte que los menoscabes y los abandones. Marilola, ¿cómo te va? Seguramente mejor que toda la familia, y eso es bueno. Muchos abrazos y recuerdos para todos y hasta pronto o hasta tarde". (“Últimas cartas inéditas de Miguel Hernández”. Aitor L. Larrabide, Letras de Deusto, nº 86, enero-marzo 2000). (Según Aitor, se trata de una fotocopia del original pues éste se perdió hace tiempo. Es una cuartilla escrita por las dos caras, de difícil lectura). Como suponemos, que los Fenoll no respondieron a las cartas de Miguel de 31 de mayo del 39 desde su primera detención en Torrijos. La relación se ha roto, y por ello no es lógico que exista un encuentro en Orihuela entre MH y Carlos o con Efrén durante la segunda quincena de septiembre de este mismo año. Como hemos repetido varias veces Carlos está oculto como topo de guerra. Durante sus dos meses de cautiverio en los sótanos del seminario nadie, ni padres, ni amigos, le visitan, sí acude varias veces su esposa con Manolillo, a llevarle ropa o comidas (sobre todo huevos). Su hermano Vicente pidió una vez permiso para visitarlo pero no se lo dieron. Había que sacar un permiso de visitas. La única destinataria de las cartas será Josefina Manresa, son cartas agónicas y desesperadas, pregunta por los amigos pero sin especificar nombres : "…y dime si hay noticias de alguien de los que esperaba contestación… Con que venga un día mi padre basta " [no fue que sepamos]. (O.C. 2571) En otra carta de octubre del 39 desde el seminario a Josefina, le pregunta si alguno de los amigos a los que ha escrito le ha contestado: "Quiero saber si algún amigo ha tenido la ocurrencia de contestar a mis cartas y a mi petición..." (O.C. 2571.) En otra carta de octubre: "…Voy a tener que escribir otra vez para que nuestros amigos se acuerden una vez más de nosotros. No me gusta pedir, me agrada y me alegra dar".(O.C. 2572) Otra carta de octubre: "No me has mandado ni una nota tuya ni esas cartas de los amigos.. Mira que me hacen falta noticias vuestras con que matar el tiempo, aquí más largo que en ninguna otra parte…."(O.C., 2573) El poeta encarcelado no nombra ni a Justino, ni a Bascuñana, ni al primo, ni a Carlos, ni a Manuel Molina, ni a Josefina Fenoll, ni a Poveda éstos ya estaban en el exilio. No fue posible la ayuda humanitaria de los amigos. Es posible que estos amigos reclamados en cartas fueran otros: José María de Cossío o Vicente Aleixandre o Germán Vergara en Madrid. Otra carta de octubre: "Nada. No aparecen por aquí esas cartas que te he pedido. ¿Qué pasa? Tú no sabes el tiempo que tengo para aburrirme aquí. (O.C.2575)…" Estuvo más de dos meses en el seminario-prisión y no hay testimonios de que aparecieran por allí cartas ni sus amigos de Orihuela. Por ello, Miguel ni le nombra ni le nombrará desde entonces. La última carta dirigida directamente a Carlos es la ya mencionada del 12 de junio de 1936 (O.C. 2423). Además de a Josefina, escribió a Cossío, seguramente a Germán Vergara, a Vicente Aleixandre a y a todos sus amigos de Orihuela: Justino Marín se lleva sus ironías. Quizás también escribió a Bellod, a Bascuñana, a Lizón. Durante sus años en las cárceles: Torrijos 65, Conde de Toreno, Palencia y penal de Ocaña nunca tuvo visitas de los padres ni de su mujer. Ya en Alicante recibió las visitas casi diarias de su mujer y de su hermana Elvira, casada con Francisco Moreno Soriano, empleado de banca, nunca de sus padres. Su hermano Vicente estuvo tres veces. En el mes de marzo de 1942 fue a verle don Luis Almarcha, acompañado del director del Reformatorio, de Gabriel Sijé, Antonio Fantucci y Alfonso Ortuño para darle “consuelo espiritual”, cuando lo que necesitaba Miguel era un sanatorio para tuberculosos. Cuando murió Miguel, al día siguiente los amigos Eladio Belda, Mariano Cremades y Justino Marín fueron a ver al padre para darle el pésame, dijo en la puerta de su casa “Él se lo ha buscado”. No tenemos constancia de que ningún Fenoll fuera a darle el pésame. Tampoco se conoce ninguna elegía de Carlos “publicada” dedicada a MH. Sí estuvo en el homenaje en el ciprés máximo de 29 de abril del 42. Existe una fotografía –sin fechar- de Carlos con el padre de Miguel realizada por Antonio García-Molina Martínez, en el huerto de la higuera. Es decir, hoy en día no se conocen ni las causas, ni los motivos, ni la fecha del quebrantamiento de esta amistad, que en este trabajo hemos tratado simplemente de exponer sin aventurarnos en conclusiones. Ramón Fernández PalmeralArtículo cedido y autorizado para su publicación por Ramón Fernández Palmeral, autor del libro Carlos Fenoll: trayectoria vital y poética, Editorial Palmeral, Alicante 2012, año del centenario nacimiento del poeta oriolano Carlos Fenoll Felices.

domingo, 19 de marzo de 2017

Cartas de José María Balcells a Josefina Manresa de 1967, sobre los sonetos que le prestó Carlos Fenoll.





Transcripción de la cara manuscrita


Sra. Josefina Manresa:

    El Sr. José Luis Cano me ha proporcionado su dirección.
    El motivo de estas letras es el siguiente: me facilitaron unos poemas de su esposo, que en paz descanse, para su publicación en el estudio que los estudiantes de Filosofía hacemos al termina la carrera. Pero como yo –si no tengo tropiezos- la acabaré en junio próximo y dándose la circunstancia de que en este año se cumplen los veinticinco de la lamentable muerte de su esposo, me he decidido a darlas a conocer para contribuir a algún modo a su recuerdo en este año. Pero para poder hacerlo me dirijo a usted solicitando su autorización y en caso de que usted me conteste afirmativamente, los remitiría con un estudio introductorio a la revista “Insula”.
    Si recibió su aprobación, me pondré a la tarea inmediatamente con objeto de que aparezcan en Octubre, o mediados de Noviembre.
   Le doy las gracias por la atención prestada de leer esta carta de un admirador del poeta.

Atte.
Firmado.- José María Balcells
Dirección Barcelona


NOTA.
(La presenta carta se ha publica con autorización del autor de la carta: José María Balcells. De interés para los estudiosos hernandianos)



Enterada Josefina Manresa de la publicación de los sonetos inéditos por José María Bacells, prestados por Carlos Fenoll, éste tuvo que darle explicaciones en una carta LEER. 
Por lo que se desprende de la correspondencia Carlos Fenoll le mandó lo originales a Josefina.

Josefina no quería que se publicaran inéditos de Miguel Hernández porque se quedaba sin valor ante las editoriales que quisieran publicar y abonar los derchos de autor correspondientes.

 .........................................................Transcripción  de la carta.............................




Sra. Josefina Manresa:
            Recibí su carta. Pero para responderle sobre quién me había facilitado los poemas de su difunto esposo y para enviarle una copia de ellos, me personé en el domicilio del Sr. Carlos Fenoll --que me había autorizado a escribirle a usted-- para darle conocimiento de la carta que me remitió a mí.
            El Sr. Fenoll hace tiempo dejó leer esos poemas a un señor que me parece se llama Fernández Nieto (o Prieto). No recuerda si los copió. Únicamente un servidor --ha transcurrido más de un año-- pudo copiarlos después. Si recuerda mi carta, sabrá que yo quería publicarlos con motivo del veinticinco aniversario de la muerte de su difunto esposo.
            El objeto de estas letras no es importunarla. Es para que se cerciore de que los poemas a que yo me refería son los mismos sonetos que el Sr. Fenoll le mandará. Pero me extenderé más: es mi deber informarla que este señor los retuvo en su poder tantos años porque creía que "no añadían nada a la gloria de Miguel" (al menos, esas son sus palabras). Conversando conmigo, sin embargo, llegábamos a la conclusión de que siendo verdad lo que él afirmaba, eran sonetos que permitían un mayor conocimiento de su obra.
            El Sr. Fenoll obró con la mejor intención --yo le aseguro que no le pasó por la cabeza mermar los intereses de usted ni de su hijo, así como tampoco los enseñó al primero que pasa por la calle. Es decir: yo conocía a este señor hace más tiempo del que es normal para que uno sea un desconocido--. Él sabía que un servidor había dado una conferencia sobre el poeta en abril del año pasado, en Barcelona, como también sabía que la memoria de su esposo me había llevado a mí --y yo el que menos-- a recibir porrazos no por inéditos sino por publicados. Por último, yo le indiqué mi deseo de hacer mi tesis de licenciatura y doctoral sobre Miguel Hernández, cosa que emprendo sin más interés que el deseo de adentrarme en la poesía de su esposo.
        Opino que ha sucedido un malentendido. El Sr. Fenoll es más idealista que el Sr. que le ha notificado la causa de todo esto, persona tal vez más legal, o no. La prueba es que le envía esos poemas por Miguel, persona a quien no conocía el Sr. que malinterpretó al Sr. Carlos.
       Ruego disculpe que me haya extendido tanto. No era mi intención cansarla. Espero que algún día volvamos a tratarnos por medio de Miguel Hernández.
                                                           Atte.
                                                           José-María Balcells Doménech



..........................................

                      
 BREVES APUNTES CONTEXTUALES SOBRE

                          DOS CARTAS MÍAS DE 1967 A JOSEFINA MANRESA



                 Tengo previsto escribir en algún momento acerca de los recuerdos que guardo de Josefina Manresa, y que pertenecen tanto a los encuentros que con ella mantuve, como a mi intercambio epistolar con la esposa de Miguel Hernández. En esta ocasión tan sólo redactaré unas pocas líneas contextualizando muy brevemente las dos cartas que le remití en 1967, y que me ha facilitado la diligencia de Ramón Palmeral, ejemplo de hernandistas por su entusiasmo hernandiano y su cada día más copiosa erudición sobre el poeta de Orihuela.   
                 Respecto a la carta primera, recuerdo que después de varios meses frecuentando, desde comienzos del otoño de 1966, el domicilio barcelonés de Carlos Fenoll, un día me mostró un manojo de sonetos inéditos de Miguel Hernández, entiendo que a vueltas de la amistad que ambos habíamos establecido. Decía que darlos a conocer no iba a añadir nada esencial para el conocimiento del poeta, lo que resultaba bien cierto, con independencia de que de Miguel Hernández nos han de interesar, como aconsejaba José María de Cossío, hasta los rasgos más mínimos de su escritura.
                 Como sea que por entonces tenía previsto hacer una tesina de Licenciatura para culminar mis estudios de Filosofía y Letras, en la especialidad de Románicas, en la Universidad de Barcelona, le dije a Carlos Fenoll que el aludido trabajo de fin de carrera podía consistir en el estudio exhaustivo de esos poemas inéditos que me había mostrado. Y entonces me facilitó copia de ellos con ese destino. Al comentarle al catedrático José Manuel Blecua mi proyecto de tesina me remarcó que me asegurase de que tales composiciones eran inéditas, porque, caso de serlo, además de ser objeto de mi estudio, sería bueno que se diesen a conocer.
                 Una vez le confirmé el carácter de inéditos de esos materiales, me sugirió que de su parte escribiese a José Luis Cano para ver si se podían publicar tales textos en la revista Ínsula, lo que hice tras haber informado de esta gestión a Carlos Fenoll, que la aprobó, argumentándole por mi parte que, de publicarse mi artículo, daría cuenta en él de quién, cómo y por qué me fueron facilitados los poemas. Sería también una manera de contribuir al 75 aniversario de la muerte del poeta. Ese es el contexto que justifica mi carta primera a Josefina Manresa, a la que solicité el correspondiente permiso de publicación, para lo cual José Luis Cano tuvo a bien facilitarme su dirección en Elche.
                 En la segunda de las cartas me parece que queda claro que trato de defender la honorabilid de quien fue persona tan noble como transparente, Carlos Fenoll. Me pareció obligado hacerlo a causa de las malinterpretaciones que, por influencia de comentarios no por bien intencionados menos torticeros de alguien a quien le había participado mi proyecto de tesina acordado con él, ella estaba tentada a hacer de la conducta fenolliana. Un motivo de mucho peso que me llevaría a escribir a Josefina Manresa esa segunda carta es lo apenado que me quedé cuando visité a Carlos Fenoll varios días después de haber recibido él carta de la viuda del poeta. Lo encontré desencajado por la desazonadora congoja que le ocasionó la situación, la cual alivió remitiendo a Josefina copia de los aludidos poemas.
                 Lo hizo en una carta con jugosísimas noticias circunstanciales y extrínsecas sobre los mismos, noticias desconocidas por los biográfos y expertos más cualificados, y que acreditaban que esos poemas los tenía porque Miguel Hernández no solo se los había dado para su sucesiva publicación en Silbo, sino que de sus palabras en la carta a Josefina cabría incluso deducir que incluso se los había “donado”, al margen de que obviamente no formalizase su donación por escrito.
                 Mi propósito, avalado por la generosidad de Carlos Fenoll, de estudiar por vez primera aquellos poemas inéditos en uno de mis más lejanos trabajos de investigación no pudo llevarse a cabo. Hube de cambiar de asunto, pero de ningún modo quise cambiar de autor, no solo porque admiraba la vida y la obra del poeta, sino porque de este modo quedaría complacida también la ferviente admiración que, cada vez que hablábamos de él, se translucía en las palabras y en la mirada de Carlos Fenoll. Realicé entonces una tesina acerca de la técnica de las correlaciones en la poesía hernandiana, y la resumí en el trabajo que, con el título de “Estructuras correlativas de Miguel Hernández”, apareció en el libro de estudios hernandianos Miguel Hernández, publicado por la editorial Taurus en 1975 y coordinado por una de las hernandianas más entrañables, María de Gracia Ifach.   
                               
                                                                                                   José María Balcells
                                                                                                 Boca Raton, Florida,
                                                                                             15 de marzo de 2017