Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

jueves, 26 de enero de 2012

La influencia estética de Gabriel Miró en Carlos, fue manifiesta



GABRIEL MIRÓ, en su obra "Las cerezas del cementerio".



¡Le he visto! ¡Le he visto! Surgió de la entraña
fragante, gloriosa, del lírico texto.
Subía solemne, ante mí, su figura,
cual nube de oro, cual nube de incienso...

Cantaban a gloria unos ángeles rubios;
los ángeles suyos, los ángeles bellos
que él viera un día, en torno a su mesa,
bajar a sus libros —jazmines inmensos—.

¡Le he visto! ¡Le he visto! Tenía una mano,
cual muerta azucena, dormida en su pecho.
Firmeza de roca de mar levantino
tenían sus ojos y azul de los cielos...

¡Le he visto! ¡Le he visto!... ¡Vivía, vivía!
Allá en la cumbrera bebíase el viento;
gustaba el perfume de ariscos matujos,
tomillos y flores; sabinas, romeros...
¡islaba su alma ! Su alma era aquella
sumida en tristezas, en éxtasis bellos,
con gozos de infancia, herida y fragante,
do brotan canciones, ternuras y besos.

¡Miró resucita!, se alza, solemne,
cual dios, en su tumba que cubren cerezos...
¡Le he visto! ¡Le he visto! Surgió de la entraña
fragante, gloriosa, del lírico texto.
Firmeza de roca de mar levantino
tenían sus ojos, y azul de los cielos...


Carlos Fenoll publicó este poeta en "El pueblo de Orihuela", el 30 de septiembre de 1930, nº 135




El Grupo Literario olecense del 30


El nombre de Generación Olecense del 30, la acuña por primera vez Vicente Ramos en su libro Literatura Alicantina (1839-1939), Alfaguara-Madrid. Barcelona. 1966. (“La escuela de Orihuela” pp. 253-257, y La Generación Olecense del 30, en la p. 256 ), al exponer las características literarias de “La Escuela de Orihuela”, cap. VII, de su libro Literatura alicantina (1839-1939), donde nombra a los precursores: Juan Sansano y a José María Ballesteros Meseguer, aunque opino que debería incluirse entre los precursores a otro oriolano Justo García Soriano, como ya he comentado antes. El Grupo lo forman Ramón Sijé, Miguel Hernández, Carlos Fenoll, Justino Marín (Gabriel Sijé ), Jesús Poveda y Manuel Molina (p.266) –el benjamín y último testigo- según carta de Carlos Fenoll [sin embargo, a pesar de lo escribe Carlos Fenoll, Molina no perteneció la grupo de la tahona ni a Silbo]. Ramos escribe que los factores olecenses de la oriolanidad son: “El barroquismo…, su clima litúrgico, el olor vegetal, su extraño sonido de bronce, su vivir en morado silencio de oración…” (pp., 248, 1966).

Hablar de Escuela o Generación Olecense parece excesivo, pienso que hablar de Grupo Literario sería más atinado. El despertar, el origen de este Grupo Literario del 30 oriolano, como apunta Miguel Ángel Lozano, “lo constituye la aparición de la novela de Gabriel Miró centrada sobre esa Oleza literaria en la que se reconoce el modelo de Orihuela. El impacto de El Obispo leproso fue decisivo (Insula, 544, 1992, pág, 2).

Las lecturas iniciales de este grupo literario son, según Reig Sempere (p. 13, 1981):

“Casi todos leen a Gabriel y Galán, Villaespesa, Bécquer, Salvador Rueda, Campoamor, Vicente Mediana, Juan Ramón Jiménez, Juan Sansano, Rubén Darío, Gabriel Miró, Antonio Machado, y algunos otros.”

Vemos cómo se transmite esta “miromanía” literaria al Grupo Orcelitano del 30, el trabajo de Ana M. Reig Sempere, autora de La Generación del 30 en Orihuela (1981), siguiendo al pie de la letra las exposiciones de Vicente Ramos, divide el Grupo en dos: Uno en torno a la revista El Gallo Crisis, (mayo 1934 a primavera del 1935), encabezado por el capuchino Fray Buenaventura de Puzol, Ramón Sijé, Tomás López Galindo, Juan Bellod Salmerón y José Mª Quilez y Sanz, más los profesores Juan Coloma y Jesús Alda Tesán.

El otro Grupo, más humilde, es el de la tahona de la calle de Arriba nº 5 entre 1930 a 1936. Aunque el mito de la tertulia de la tahona de los Fenoll fue echada abajo por Ramón Pérez Álvarez (1918-1998), quien asegura que nunca existió dicha tertulia ([8]), a cuya aseveración se unieron Jesús Poveda, y esposa Josefina Fenoll. Por ello la idea de una tertulia formal queda desbaratada, la única posibilidad es una reunión informal y esporádica. Pero sí es cierto que Hernández acudía con frecuencia al horno de la tahona, en el acabor.
Oigamos el argumento contradictorio y rotundo de Pérez Álvarez:

“…Esa tertulia es una elucubración mental, generada por la mente calenturienta de Molina [Manuel] ([9]), Efrén [Fenoll hermano de Carlos], al alimón, y a su mayor gloria. No existió esa tertulia, Jesús [Poveda] estaba por Barcelona, una vez cumplido el servicio militar [que hizo en Submarino de Cartagena]…(p.43. Hacia Miguel Hernández).

En Orihuela de los años treinta se publicaban varios periódicos y revistas, que servían como eje dinamizador del ambiente literario: El Pueblo de Orihuela, Actualidad, Destellos, Renacer, La Lectura popular, Destellos, Voluntad, El Gallo Crisis (1934-35). Silbo (1936). En Alicante El Día. En Murcia La Verdad de Murcia donde publican oriolanos.

Lo cierto, es que, entre acuñaciones, especulaciones, mitos y verdad, el llamado Grupo Olecense del 30 es como un espejismo, a la espera de un riguroso análisis y diagnóstico.


Leer "La influencia estética de Gabriel Miró en Miguel Hernández", en la revista "Letralia" de Venezuela