Es necesario en este centenario (1912-2012) recopilar la obra dispersa del inmortal poeta oriolano, como así cuantos artículos, reseñas, oponiones y comentarios se han publicado sobre él. Esta es ocasión única para recoger inéditos. Y reclamar la publicación de sus Obras Completas. Somos fenollianos. Portal dirigido por Ramón Fernández Palmeral.
jueves, 26 de enero de 2012
CRISTO YACENTE
(El Santo Entierro de Orihuela-(Alicante))
(A Juan Bellod, que sabe ver) (1)
Como un haz de silencio solo y puro
yace el cuerpo divino del Amado.
Tiene el peso seguro
de la muerte; el gran peso aplomado.
Es un cuerpo lavado
donde no está la sangre ni su huella.
Es una limpia y solitaria estrella
la herida del costado.
Esa avarienta lumbre,
esa garra cruel que es el dolor,
no le pudo arrancar su dulcedumbre.
Su rostro es una flor...
¡Y esa mano, y esa mano que, muerta,
mas no del todo fría,
levemente entreabierta
bendice todavía!
¡Oh hermosura del arte que impresiona
al alma y la conmueve!
Tu imagen, ¡oh Señor!, no me abandona.
¡Permite que la lleve
hasta ser polvo y nada mi persona!
Carlos Fenoll (1942)
COMENTARIO de José Guillén y José Muñoz en Antología de escrtores oriolanos 1974.p.187)
"Este poema impresionó a los oriolanos y especialmente a los amigos del poeta. Se exponía en el Ayuntamiento el Cristo yacente que acababa de esculpir el murciano José Séiquer. Carlos Fenoll oyó el comentario que hizo Juan Bellod sobre la mano de la imagen, todavía en actitud de bendecir, e inmediatamente escribió la composición, que dedica, por la razón apuntada, al antiguo secretario de la revista El Gallo Crisis. El poema, descriptivo al principio, deprecatorio en la última estrofa, es rico en imágenes y muestra una trémula y sincera emoción. Al final del apostrofe, el tono se afloja y se resuelve en una oración tópica, sin garra. Quizá debiéramos poner reparos a los versos agudos, que no se avienen con la combinación de endecasílabos y heptasílabos, y, desde luego, a la dislocación rítmica del verso 13 —«¡Y esa mano, y esa mano que, muerta»—. A pesar de todo, la belleza de la composición es innegable".
Mi comentario
¿Acaso no tiene este poema connotaciones sobre la muerte del amigo Miguel Hernández ocurrida el Sábado Santo, anterior del Domingo de Ramos del 28 de marzo de 1942?
Podría ser una bisemia o doble sentido entre Cristo Yacente y Miguel que acababa de morir. Y la dedicatoria a Bellod debería tener algunas connotaciones, más de animarversión que de amitad, del que no era precisamente amigo.
1.-Juan Bellod Salmerón nació en Orihuela en 1912. A los 19 años se licenció en Derecho, doctorándose en Madrid en 1932, coincidiendo con Miguel Hernández y Augusto Pescador en la pensión madrileña que compartían. En 1934 formó parte de la Peña Literaria y Filosófica de la cuál nació la revista El Gallo Crisis.Fue secretario de la revistas "El Gallo Crisis", de Ramón Sijé, tambien abogado
Fue secretario de la Falange de Valencia en 1939 desde donde ayudó a Miguel Hernández y a otros paisanos en apuros. Abrió su bufete tras la guerra, participando activamente en la vida oriolana. Colaboró en prensa, en Radio Orihuela y en la revista Oleza de Joaquín Ezcurra. Murió en 1970.
Pide Miguel a Josefina que tome su defensa el abogado oriolano Juan Bellod Salmerón, que no se hizo cargo de su defensa, aunque sí le avaló con una tímida carta de aval «generosos sentimientos y honda formación religiosa» desde Valencia.
Bellod escribió un aval favorables en 1939 para Miguel desde Valencia.
Procesión del Santo Entierro en Orihuela 2010
Si algo distingue a la Semana Santa de Orihuela y, por tanto, a su tradición más internacional es la figura del Caballero Cubierto. El privilegio de ser el único hombre que puede entrar con la cabeza cubierto en un templo religioso es la clave de la procesión del Entierro que cada Sábado Santo recorre las principales calles de esta ciudad. Además, este nombramiento recae sobre aquellas personas que han destacado en su ámbito profesional o que ha hecho algo de lo que Orihuela puede sentirse orgullosa.
La Procesión El Triunfo de la Cruz o La Diablesa 1695 de Nicolás de Bussy, elude entrar en la catedral.
Caballero cubierto