Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

viernes, 20 de enero de 2012

Comentario de Sesca al libro de María Dolores García Selma y otras reflexiones



Por José Ruiz Cases (Sesca)

No es la primera vez que confieso mi debilidad por Carlos Fenoll, sin que acierte a expli¬carme por qué y cuándo nació ese "afecto" a la personalidad poética y humana de este oriolano tan próximo y distante a la vez para mí.
Así que, cuando en vísperas de Reyes [2001], me encontré en las lejas de una ibrería con el libro de María Dolores García Selma, "Carlos Fenoll: Vida y obra" 1), me lo ferié como el mejor regalo de Reyes posible.

El director de esta Revista [La Lucerna, José Luis Zerón], que hace unos años ofrendara un número extraordinario a Carlos Fenoll, me "ha obligado" a plasmar mis impresiones sobre este libro, viendo que mi primer entusiasmo se iba postergando, que no enfriando.

Pero ya advertí a José Luis [Zerón] que no soy un crítico "académico" tanto por carecer de la formación ad hoc exigible como por alergia a un métier tan digno y útil para el buen calibre de las artes como antipático y "seniso" para mi sensi¬bilidad. En consecuencia, poco puedo criticar del libro. Echo de menos más y mejor investigación biográfica de primera mano, (¿qué añade a lo ya conocido sobre Carlos Fenoll?) aspecto éste tal vez preterido deliberadamente por la autora al volcar su estudio y centrar la atención en el análisis de la obra de Fenoll, objetivo loablemente conseguido a tenor de los comentarios de críticas auténticos y no apócrifos, en todo caso, como yo, y el que advierte no es traidor.

Alguna vez he hablado de la importancia del aficio¬nado o amateur en cualquier actividad relacionada con las artes. Creo -y no descubro nada- que el "fenómeno" "Miguel Hernández", no se hubiera concretado en "genio" sin un cúmulo y coincidencia de circunstancias positivas coetáne¬as. Entre estas cabe citar a sus amigos –[Augusto] Pescador, [Efrén] Fenoll, Ramón [Sijé] y Gabriel Sijé, López Galindo, [Jesús] Bellod, [D.Luis] Almarcha y otros- pero especialmente los primeros, a quienes se les moteja y reconoce como mayor mérito casual, haber "sobre¬vivido" gracias a su ubicación bajo "la sombra de Miguel", debiendo por tanto su punto de gloria e inmortalidad al hecho de haber satelizado en el momento justo en torno al"astro" [Miguel Hernández].

De algún modo se les niega su individualidad artís¬tica, por el hecho de haber sido superados y eclipsados pos¬teriormente por Miguel. Y de algún modo es una visión tan cargada de sentido común, que no es fácil rebatirla ni en modo alguno lo intentó.
Pero, a veces, ¿no cabe pensar en e! mérito de quie¬nes en su momento descu¬brieron, valoraron y potencia¬ron a un Miguel incipiente, dichoso por nacer al mundo poético bajo la sombra de los susodichos amigos y autores?

Pertenecen los artistas, por condición e imperativos de constitución, a una especie hipersensible, siendo muy difícil su desarrollo fuera de un contexto mínimo favorable. La Orihuela del Miguel juvenil gozaba de ese microclima posibilitador de tan fantás¬tica vocación poética, desbordándose destacadamente en su amigo por excelencia, Carlos Fenoll, que lo descubre y presenta en sociedad literaria con lealtad, entusiasmo y sin reservas.

Al margen de los logros poéticos de Fenoll -que tanto me satisfacen-, creo que su trayectoria total péndula y órbita en torno a la poesía -la escrita y la callada lamentablemente. Por qué no "cuajó", es algo aventurado de preci¬sar/adivinar, y no descarto precisamente !a ausencia posterior de ese "microclima" literario al que aludo, tan pródigamente abonado y posibilitado para sus amigos por él.
Un poeta procede de otro poeta tan automáticamente como una célula, de otra, cualquier artista por extensión. De ahí la importancia de fomentar esa cantera de artistas que, al socaire de otros precedentes, tiene carta de naturaleza en Orihuela. Y para la configuración de un "genio", se requiere de muchos aficionados o amateurs. Particularmente me caen simpáticos quienes, a fuerza de deslomarse, logran duplicar el talento vario que su genética les ha conferido. En el intento, más que en la consecución reside el mérito y no hay que olvidar que el "campeón" debe su marca también a ios competidores que en la pugna quedan tirados y olvidados.

Empezaba el artículo expresando mi ignorancia en la magia que Carlos Fenoll ejerce sobre mí. Las últimas reflexiones parecen despejar este desconocimiento al descubrir en mí esa "mediocridad" en la que se encasilla a Fenoll y saberme que, pese a ello, trabajo sin argucias por el adveni¬miento del "genio". Quién sabe si en la órbita de La Lucerna y Empireuma no se está cociendo otro gigante de las letras, abonado por estos "detritus" humildes y entusiastas de quienes aceptamos la mediocridad como un impagable de la naturaleza, jamás desgraciadamente "envidiados", pero nunca felizmente "envidiosos".

1)Publicado en el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2000.
ISBN: 84-7784-366-X

Nota.- Publicado el La Lucerna Año IX, nº 82, enero febrro 2001, página 9. Con autorización del director de la revista.


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Pero Sesca no dice en su comentario que María Dolores García Selma, recogió un amplia bibliografía, además de una antología de 31 poemas de Carlos.