Tan natural y misteriosamente
como el mar sabe a llanto y aventura,
la dulce inmensidad de tu hermosura
tiene el perfume del amor valiente.
Flecha impulsada al Nuevo Continente,
en él tu amor de acero y de ternura
dio en su cálido centro, y su más pura
y hermosa vibración cuajó en simiente.
Ya son tuyas las penas y las flores
de esa raza tan brava y exquisita
que habla con miel y lucha frente afrente.
Le has pagado y le pagas sus amores
con tu sol maternal y la infinita
gratitud de tu amor, fiel y valiente.
Soneto de Carlos Fenoll a su hermana en carta desde Barcelona e fecha 8 de abril 1953, cuando ésta se encontraba exiliada en México.