Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

miércoles, 26 de octubre de 2022

CALLE MAYOR DE OLEZA, por Antonio Ángel Parra Ruiz. 112 aniversario del nacimiento de Miguel Hernández

 

                                           (Fotografía de Antonio Ángel Parra)

 Fotografía inédita de una de las tiendas de la Calle Mayor que perdura a través del tiempo, llamada “Sombrerería El Gavilán”, con el cuadro en la fachada anunciando su antigüedad “Casa Fundada en 1880”; en el cristal se refleja la fachada del Palacio Episcopal.

 

 

                   CALLE MAYOR DE OLEZA    (1)

 

 

A Miguel Hernández en el 112 Aniversario de su Nacimiento y el 80 de su muerte el 28/Marzo/2022.

A mi esposa, Piedad, en su recuerdo.

 

 La Calle Mayor de Orihuela (denominada así por los oriolanos; en la realidad está dedicada a Ramón y Cajal) es acaso una de las calles más arcaicas de la localidad, de rancio abolengo, con sabor a misticismo y fuerte olor a incienso, que emanan de la admirable Sagrada Iglesia Catedral del Salvador (emplazada en el número 13 de la calle; de estilo gótico de los Siglos XIV-XVIII, fue declarada Monumento Nacional el 03/Junio/1931, es de pequeñas dimensiones, no obstante, compite en cuanto a majestuosidad y magnificencia con las colosales catedrales de las distintas capitales de provincia): además de otras regias mansiones, conserva el Palacio de la Condesa de Vía Manuel (Siglo XX) y el Palacio Episcopal del Siglo XVIII, declarado Monumento Nacional el 31/Octubre/1975 (que alberga el Museo de Arte Sacro).

La Calle Mayor está debidamente peatonalizada y enladrillada; en los bajos de los edificios se encuentran los distintos comercios que la abarcan. Está situada la calle en el cogollo de la localidad,  sirviendo de tránsito y encontrándose en medio separando los dos extremos de los barrios antiguos periféricos por donde se tiene acceso a la Ciudad, como son: desde la parte murciana los de San Francisco, Capuchinos y El Rabaloche y, desde la alicantina, la Calle de Ramón Sijé y San Juan, donde se encuentran el Colegio de Santo Domingo y el denominado “entorno hernandiano”. Los colosales edificios de la Catedral y el Palacio Episcopal forman la denominada Plaza del Salvador, donde se conserva una efigie del Caballero Cubierto de la Procesión de Semana Santa del Santo Entierro de Cristo, que ha alcanzado fama mundial. Discurre la calle paralela a la también antigua del Doctor Sarget (también llamada de La Feria), que está apegada al Cerro de San Miguel y, al otro lado, mira hacia el Mediterráneo y los barrios modernos que se han ido formando.

La Calle Mayor de Orihuela ha sido, desde siempre, lugar de predilección de los oriolanos, principalmente de los matrimonios, donde concurrían encopetados y luciendo sus galas, sobre todo los domingos y festivos; era digno de ver salir de la Catedral, una vez terminada la misa de las trece del mediodía a la muchedumbre y a los padres con sus hijos cogidos de la mano, formándose a la salida de la Iglesia corrillos de personas charlando y otras visitando y ojeando los distintos escaparates; luego, marchaban a la Glorieta de Gabriel Miró a escuchar los últimos compases del concierto de música de la Unión Lírica Orcelitana. Por las tardes, se escenificaba lo mismo, esta vez en la misa de las ocho de la tarde: no en vano, la Calle Mayor formaba, y sigue formando, parte principal de la denominada “Ruta de los Puentes”; donde en círculo se recorrían las calles de Alfonso XIII, la de Loazes y San Pascual hasta llegar a la Calle Mayor atravesando los Puentes de Levante y Poniente. Sin embargo, en la actualidad esta costumbre ha ido quedando en desuso, sobre todo, por la gran caída del comercio, prefiriendo los paseos por los lugares modernos como la Avenida de Teodomiro (llamada también por el vulgo Avenida de la Estación o de Los Andenes); ahora se ven gran cantidad de tiendas cerradas y abandonadas, con las persianas echadas llenas de herrumbre y los soportales con polvo y papeles hacinados e incluso las últimas cartas ordinarias comerciales que quedaron en el suelo sin abrir; de las últimas tiendas antiguas cerradas, que yo recuerde, eran la “Ferretería de Gil Salazar”; “Casa Ocetta”, “Óptica Peralta” y tres de tejidos (entre ellas, la denominada “La Reina de los Bordados”): aún quedan las tradicionales “Pañería García Molina”, “Calzados La Carmelitana”, “Papelería Estruch” y “Sombrerería El Gavilán”.  En la actualidad, la mayoría de los transeúntes que circulan por la Calle Mayor son para ir de un barrio a otro y, los numerosos excursionistas y turistas que acuden a nuestra Ciudad para visitar, sobre todo, la Catedral y el Palacio Episcopal para visionar el Museo de Arte Sacro.

Antiguamente, el recorrido de las procesiones de Semana Santa se hacía obligatoriamente por la Calle Mayor, donde acudían los espectadores a verlas de pie, ya que no ponían sillas por la estrechez de la calle; aunque en las entradas de los comercios sí lo hacían. Los de a pie, aguantaban impasibles el desarrollo de las mismas y, a veces, ante el paso de un trono mayúsculo tenían que apretujarse en las fachadas de los edificios para que éste no los arrollara. Con el tiempo, al fusionarse las imágenes (que estaban desparramadas en las distintas iglesias) se encuentran formando el Museo de la Semana Santa de la Iglesia de La Merced; el itinerario es más amplio y discurre por las calles principales de la localidad, aunque el resto de procesiones tradicionales que salen de la Catedral continúan efectuándose por la Calle Mayor: una de las de mayor fervor y tradición es la del Corpus Christi, que sale y se recoge en la Catedral, discurriendo por la Calle Mayor; en ella desfilan gran cantidad de alumbrantes; con niños y niñas que últimamente recibieron la Primera Comunión, vestidos ellos con sus relucientes e impecables uniformes de las distintas órdenes militares y ellas, con sus níveos trajes de novia de artísticos bordados; como remate final de la Procesión desfilan los canónigos del cabildo catedralicio, de los cuales, los últimos, arropan el magnífico trono con la Custodia en oro y plata con Templete donde se aloja la Sagrada Forma y, detrás, el Sr. Obispo de la Diócesis presidiendo la Procesión con acompañamiento de las Autoridades locales y la Banda de Música, llegando toda la Comitiva hasta el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate, Patrona de Orihuela, deteniéndose durante el trayecto en los numerosos altares que se han confeccionado para efectuar en ellos el rezo oportuno: mientras tanto, en lo alto del campanario de la Catedral, no dejan de voltear el carillón de las campanas tocando alegremente a júbilo.

Antes también, cuando el Sr. Obispo de la Diócesis aún residía en el Palacio Episcopal (con el tiempo se trasladó a Alicante) existía la costumbre de que, en las grandes fiestas anuales, principalmente en las de Navidad (Nochebuena, Nochevieja, Navidad y Reyes, Semana Santa, etc.) salía al balcón principal del Palacio y daba una alocución sobre la festividad a la muchedumbre que se congregaba en la Plaza del Salvador y, al final de la misma, cogiendo una bolsa de caramelos y golosinas las arrojaba a los pequeñuelos que iban acompañados de sus padres.

La Calle Mayor ha sido cuna de personajes insignes, entre los que se encuentran a los hermanos Sijé. Eran dos hermanos que nacieron, vivieron y murieron en el número 27 de esta calle (donde en la actualidad está señalizada mediante una Placa de la “Ruta hernandiana”). Formaban parte familiar del matrimonio compuesto por José Marín Garrigós y Presentación Gutiérrez Fenoll, que tenían además una hija de nombre María Dolores (Mari Lola); en los bajos de su vivienda poseían una tienda de tejidos (su medio de vida).

José Ramón Marín Gutiérrez era el mayor de los hermanos (Orihuela 16/Nov./1913-24/Dic./1935), fue un gran escritor ensayista. Desde pequeño demostró una gran inteligencia. Estudió el Bachillerato en el Colegio de Santo Domingo de Orihuela y se doctoró en Derecho en la Universidad de Murcia. Escribió en los periódicos oriolanos, regionales, murcianos y madrileños, fundando las revistas oriolanas Voluntad y El Gallo Crisis, donde escribieron todos los escritores intelectuales oriolanos (entre ellos Miguel Hernández); él mismo escribió bajo el seudónimo de Ramón Sijé (aunque utilizó otros muchos seudónimos). Coincidió con Miguel Hernández en el Colegio de Santo domingo y en otros círculos literarios y se reunía con él para hablar de literatura en su misma casa y sobre todo, en la famosa Tahona de los hermanos Fenoll de la Calle de Arriba, donde además acudían a ella otros jóvenes literatos. Fue el gran mentor de Miguel Hernández, ayudándole y animándole en su viaje a Madrid para que alcanzase su carrera literaria. Por desgracia, murió muy joven de una infección intestinal el día de Nochebuena de 1935 y, a su muerte, su gran amigo Miguel Hernández le escribió y le dedicó su famosa Elegía. (Su biografía más extensa se puede consultar por Internet en la Fundación Cultural Miguel Hernández, en el Blog de Miguel Hernández MultimediaCentenario de Ramón Fernández Palmeral y, en este mismo medio, en mi Conferencia Homenaje a Efrén Fenoll Felices).

Justino Marín Gutiérrez, el hermano menor de José Ramón, al igual que José, también nació y murió en Orihuela (30/Oct./1915-20/Junio/1946, día del Corpus Christi, a los 31 años), fue un escritor de menor talla que su hermano y de corta producción literaria (escribió bajo el seudónimo de Gabriel Sijé, el nombre de Gabriel lo hizo por Gabriel Miró); también estuvo en la Tahona de los hermanos Fenoll, en su última etapa del Año 1936 en la que se fundó la revista literaria Silbo que, en su corto periodo de duración alcanzó mucha fama (hubo de suspenderse en su tercer número por el comienzo de la Guerra Civil Española). Justino, también estudió en el Colegio de Santo Domingo de Orihuela, aunque su carrera universitaria no la terminó. (Para más datos, consúltese en las mismas Fuentes que su hermano). De la familia Marín Gutiérrez queda por decir que, fue una familia que cayó en desgracia, pues a la muerte de sus dos hijos en edad muy temprana le sucedió al poco tiempo la del padre, que murió en un accidente al ser atropellado por un carruaje de caballos al circular por la calle.

Otro personaje de quien también quiero comentar, se trata de Antonio García-Molina Martínez, que fue también un ilustre hernandiano; oriolano de nacimiento, cursó la carrera de Derecho y residía y tenía su despacho de abogado en la Calle Mayor. En Orihuela, fue distinguido con numerosos galardones: fue concejal del Excmº Ayuntamiento de Orihuela; Presidente de la Cofradía del Perdón de Semana Santa; Caballero de la Orden de San Antón; Caballero Cubierto en la Procesión del Santo Entierro de Cristo y, como remate, por sus escritos, investigaciones y labores sobre Miguel Hernández le fue concedida la Medalla al Mérito Hernandiano, por la Fundación Cultural Miguel Hernández.

De Antonio, mi esposa Piedad y yo tenemos una anécdota: nosotros lo conocíamos desde siempre, aunque en principio, no tuvimos contacto con él. Un día, paseando nosotros desde la Calle San Pascual hacia la Calle Mayor, al pasar por el Puente de Poniente (está a unos tres metros de esta calle) nos cruzamos con Antonio que marchaba en sentido contrario (él era ya muy mayor de edad) y, al llegar a su altura, se produjo una incidencia en la calle (de la que apenas me acuerdo por el tiempo transcurrido) y, al terminar ésta, como estábamos juntos nos pusimos a comentar sobre la misma. Después, nos dimos a conocer y ya, la conversación entró por otros derroteros: como éramos todos oriolanos, y no podía ser menos, ésta derivó sobre Miguel Hernández. Al mencionar a Miguel, entonces mi esposa, fue cuando le dijo que su padre Monserrate y el hermano de su padre, José Murcia Bascuñana El Arriero, fueron amigos íntimos de Miguel. Antonio, muy alegre por esta noticia novedosa, nos dijo a su vez que, a José El Arriero llegó a conocerlo, principalmente, por haber estado presente él, siendo casi un crío, en el primer Homenaje a Miguel que le hicieron sus amigos en Orihuela, en el Año 1942, plantando El ciprés máximo, en el que estaban presentes Carlos Fenoll, Justino Marín (Gabriel Sijé) y José Murcia. Luego, con gran afabilidad, nos invitó a que fuésemos a su despacho de la Calle Mayor para enseñarnos lo que guardaba de Miguel: aquí comenzó nuestra amistad. Sirva esta anécdota de homenaje. Antonio, falleció en Orihuela el día 06/Noviembre/2007 a los 87 años.

Nicho nº 185 de la Galería de La Inmaculada del Cementerio Nuestro Padre Jesús de Orihuela, correspondiente a Antonio García-Molina Martínez. Su localización es muy fácil. Nada más entrar al Cementerio, a mano derecha, existe una avenida con nichos a ambos lados. Desde la entrada, según avanzamos por la avenida, a nuestra izquierda, ya vemos frontalmente los nichos con la imagen de azulejería de La Inmaculada, donde se encuentra el Nicho nº 18 de Efrén Fenoll Felices y su esposa Mª Teresa Vicente Molera; torciendo en el lateral derecho de la fachada principal y subiendo unos escalones ya vemos, al comienzo de la Galería lateral, el Nicho de Antonio García-Molina Martínez. 

 


                                     (Fotografía de Antonio Ángel Parra )

 

Continuando con la redacción tengo que decir que, en la Calle Mayor, se desarrollaron dos episodios contrapuestos, que marcaron la vida de Miguel Hernández. El primero fue de alegría e ilusión, ya que aquí, fue donde conoció y entabló relaciones con Josefina Manresa Marhuenda, que trabajaba de modista en la sastrería ubicada en este lugar, con la que posteriormente se casó. El segundo episodio fue de tristeza y desolación, ya que aquí fue detenido, cuando gozaba de una corta libertad engañosa, por José María Martínez, alias el Patagorda, oficial del Juzgado Municipal (que le profesaba un odio profundo), junto a Manuel Morell Rogell inspector de la Guardia Municipal, cuando salía de la vivienda de Justino Marín, acompañado por éste, después de ir a visitar a sus padres; terminando su periplo carcelario en la prisión del Reformatorio de Adultos de Alicante, donde falleció por falta de atención médica el día 28/Marzo/1942 (sábado y víspera del Domingo de Ramos, a la edad de 31 años).

Hoy discurro por la Calle Mayor al mediodía, a una hora inadecuada, donde nadie pulula por sus adoquines, ni se escucha rumor alguno, sólo suenan las campanadas monótonas del reloj de la Catedral anunciando la hora; recorro los pocos escaparates de las tiendas que continúan en vigor (aunque cerradas por el horario de descanso) y las clausuradas definitivamente, y siento una nostalgia profunda de aquellos tiempos remotos acompañado de mi esposa e hijos, disfrutando y contemplando escaparates, visitando los comercios y el continuo bullir de las personas que entraban y salían de ellos, y pienso en el tiempo pasado que ya nunca volverá.

 

 

Orihuela, 30 de Octubre de 2022

Antonio Ángel Parra Ruiz

 

(Nota: En el título del Relato, la llamada (1) de Oleza, se menciona así para recordar y homenajear al insigne escritor alicantino y oriolano Gabriel Miró).

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......................................Anexo del editor...........................


    Nombramiento de Medalla al Mérito Hernandiano 2006. (Francisco Esteve, Francisco Javier Moreno, Alejandro Martín, Julin Ramínez Antonio García-Molina y Gaspar Peral Baeza).´(foto de Ramón Palmeral, 7 de noviembre 2006)


                           (D. Antonio García-Molina Martinez (foto de Palmeral 2006)

          (Julián Ramínez, Antonio García.Molina, Gaspar Peral Baeza en Orihuela) (Foto inédita de Ramón Palmeral 2006 que estuve presente en este entratable acto el 07-11- 2006

 Enlace del Homenaje en la página de la Fundación Miguel Hernández Virtual:

 http://www.miguelhernandezvirtual.es/new/index.php?option=com_content&view=article&id=779:entrega-de-medallas-al-merito-hernandiano-y-de-premios-06&catid=39:actividades&Itemid=97