A esta vida interior que se apresura
como un torrente o como ala o rueda,
no hay vida de otra hechura que la exceda
en tropiezos de pena y amargura.
Y con todo este mal que se conjura
en torno al barro que a su impulso ceda,
yo prefiero, a perderla, que la muerte
plena, total, me cante y me despierte.
Carlos Fenoll, librito de "Poemas" en Silbo, de 1936