Barcelona, 20
de Agosto - 1967
Sra. Josefina Manresa.
Estimada Josefina: Le
ruego me disculpe por haberme olvidado en mi carta anterior de esclarecerle el
punto que se refiere a cómo me entregó Miguel los sonetos, si escritos con su
letra o a máquina.
Veo muy oportuno y
natural que usted desee conocer todos los detalles que se relacionan con la
obra de Miguel, así como comprendo perfectamente el sagrado deber y el
exclusivo derecho que usted y su hijo tienen de velar por ella.
Los sonetos me los
entregó escritos a máquina. Precisamente a petición mía los pasó él mismo,
debido a que a mí me rogó el gerente de la imprenta donde se editaba SILBO que
hiciera lo posible por llevarle todos los originales escritos a máquina, con
objeto de facilitar su lectura a los tipógrafos, con lo que ganaban tiempo,
pues se evitaban muchas erratas en la composición al no tener que interpretar
los rasgos dudosos de los originales manuscritos.
Debido al valor actual
de todo lo suyo autógrafo, aparte del literario, yo me he llegado a preguntar:
¿Qué haría Miguel, después de copiarlos, con aquellos escritos con su letra? Y
creo tener la respuesta exacta: Entonces no le dábamos ningún valor,
absolutamente ninguna importancia, a nuestra letra en sí, sino a lo que expresábamos
con ella, y todos rompíamos cosas después de pasarlas a máquina, es decir, lo
escrito a pluma o lápiz. Se ignoraba el futuro, como siempre. Los rompería. Eso
es todo.
No le he mandado las
primitivas copias, sino otras nuevas, porque el papel de aquéllas, que ya era
de malísima calidad, se halla en la actualidad a punto de deshacerse, más
amarillo que un muerto de ictericia, y muy diluida, muy borrosa la impresión de
las letras, hasta tal punto que algunas palabras no se pueden leer, salvo que
yo las tengo en la memoria.
Con absoluta
sinceridad le digo que siempre me sentiré contento al recibir sus letras y de
poderle servir en todo lo que usted crea oportuno.
Para usted y Manuel
Miguel, un afectuoso saludo de
Carlos Fenoll
Recuerdos de mi
esposa, que también la conserva a usted nítidamente en su memoria, según me
dice.