Entre los días venturosos vienes,
mi único corazón, a mi recuerdo:
nimbada todavía por la infancia,
vienes, sonríes... ¡El amor primero!
¡Niña con alas en el corazón:
frágil y dulce pajarito nuevo
revolando en un aire perfumado,
aturdido de gozo y de misterio!
¿Quién sabía que yo, que te quería
para hacerte feliz, y que te quiero
después de veinte años de quererte,
fatalmente empujado por los vientos
de las malas pasiones, llenaría
tu corazón de pena y sufrimiento?
Carlos Fenoll
Publicado en la pág. 57 de Canto encadenado, 1978, por Manuel Molina