Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

domingo, 7 de octubre de 2012

EMILIO CARRÉRE, poema de 1930




EMILIO CARRÈRE (1)

Mirando del poeta el fiel semblante
 se ve en sus ojos, soñadores ojos,
la mirada siempre viva y penetrante
 que delata sus románticos arrojos.

La frente, que recorta su sombrero, 
-sombrero negro que a la musa 
inspira- es claro manantial, amplio y coplero
 que desata en las cuerdas de su lira.

Sabemos los instintos del bigote
 de cortas puntas que Carrére lleva... 
Todo el demonio -extraño  monigote- 
también lo usa desde Adán y Eva.

Humo que el viento en su jugar disipa;
 lírica columna de humareda densa
 despide la famosa, negra pipa
 que, con su dueño, las estrofas piensa...

La pipa de Carrére es conocida 
por todas las  mujeres de la noche: 
mujeres que, pasando por la Vida,
 regalan los placeres en derroche.

   También es conocida por los gatos
de miradas verdes -largas agujas-
La ven pasar de noche, en muchos ratos,
 en busca de las cuevas de las brujas.

Carréres en sus estrofas ha prendido
el garbo de la maja y la manola
estampa pandereta, dolorido
gitanas panderetas…¡Alma española!

Y como sus versos la cadena  de oro
que en el cuello adorna de la hembra hermosa…
Agua-fuerte: cuadros toreros y toro
el jaco penco, el capotillo rosa.

   Mas estos versos de color bravío 
ya cambian luego, bajo los misterios
que le inspira el ciprés, alto y sombrío, 
las sombras de los hondos monasterios...

Y aspiran esa mística fragancia 
que dan las flores del altar Cristiano,
 llenando los rincones de la estancia 
que Dios habita para el bien humano.

 De su espíritu, los claros sentimientos,
 Carrère los comparte en la pobreza;
 él ama le los pobres harapientos, 
del ser más desgraciado la belleza.

Poeta español, el que a la pipa, inquieta,
 lleva siempre en sus labios -doble broche-.
 La pipa de Carrére es la alcahueta 
que llama a las mujeres de la noche...

                                     Carlos Fenoll.

Publicado en la revista Voluntad, el 30 de junio de 1930 

1) Emilio Carrere Moreno (Madrir 1881-1947)
Su primera vocación fue la pintura, después se interesó por el teatro, lo que le llevó a inscribirse en la escuela de declamación del Centro Instructivo Obrero, donde se impartían clases a los pobres. En la escuela se aficionó a los billares, donde conoció al compositor de zarzuela Federico Chueca. Su abuela cayó enferma y su padre socorrió a la familia colocando a Carrere como empleado en el Tribunal de Cuentas.2 Este gesto suavizó las relaciones entre ambos.
Carrere publicó sus primeros versos en los semanarios La Avispa y La Chispa y frecuentó las tertulias literarias. Hizo amistad con el pintor Julio Romero de Torres. En 1902 publica su primer libro, Románticas,3 poemario de tono becqueriano. Bajo la influencia de los poetas malditos franceses (en especial, Verlaine, cuyos Poemas saturnianos tradujo y publicó en 1928), se sintió fascinado por la vida bohemia.