En el libro "Hablan los poetas, caleidoscopio de las artes", que ha editado Espejo de Alicante, aparece publicado e artículo "Carlos Fenoll en su centenario", de Ramón Fernández Palmeral, pág. 232 y 233. ISBN.: 978-84-95223-28-9. Edita Grupo M.G. Difusión, SL. impreime RGVPRINT. 655 699.685.
Alicante.
TEXTO
CARTA LÍRICA A CARLOS FENOLL EN SU CENTENARIO
Con cien años a la espalda, resurgido de un
vaporoso sueño, el sueño prestado de la historia de la literatura y del polvo
del olvido, juntos para siempre con el
amigo cabrero, el más íntimo del genio y perito en lunas y octavas reales, que
se fue solo con su sombra vencida y tu
sonata pastoril.
Tu memoria lírica, Carlos Fenoll Felices
(1912-1972), poeta-panadero, vienes a mí, vienes con mis viejas lecturas
hernandianas y al recuerdo de tu “Canto encadenado” y de “La hora maldita”.
Fue en la
tahona al refugio cálido de la leña menguando en el horno, allí os reuníais, no
en tertulia, sino en coro de lecturas poéticas, mas algunos amigos de la generación oriolana del 30 y del 36
cociendo la revista "Silbo".
Al
ardiente calor del alcabor recitas con el cabrero-poeta Miguel Hernández, le
trovas y cantas mientra con tu pala de marinero en tierra bogas por los mares
de la fantasía y de los deseos de libertad y de salir volando por la ventana
envuelto en hojas del ABC o montado en un “Silbo”. Mientras el misterio de la levadura de los
panes y los versos fermentan al son secreto más antiguo de mundo: el pan nuestro
de cada día se cuece con poesías.
Y es en la ferocidad del león del 36 cuando
decides, casado y ya con tu primogénito
de meses, marchas con Jesús Poveda a la guerra de España de parte de la
Republica constitucional, en las
trincheras Madrid y en Toledo,
Carabinero fuiste haciendo la guerra con fusiles y remos de pan.
Llegado el
verano de 1947 es cuando, cansado de tu Orihuela natal falangista y caciquil, decides emigrar a la Ciudad Condal, la nueva
tierra prometida, por los mares de
Colón, que siempre tiene el mismo y embalsamando y broncíneo dedo apuntado a
América.
Aquí, sin quererlo volviste al misterio de los trigos
y las los panes, horas de vigilia nocturna, otra vez perseguido por el fuego
del honro, a tu antiguo oficio oriolano de panadero.
Tu “Canto
encadenado” queda encerrado en la historia de las cadenas del papel imprenta, y
eres hombre de nuevo en el recuerdo, que sin olvidar el pasado vienes a esta
páginas de Internet en tu centenario. Qué lejos quedaron aquellos años de la
calle de Arriba, festero, de toros y c ante jondo, más tu buenas poesías al
rescoldo del honro.
Esperemos
que tu centenario sea centelleante y festejado por los oriolanos, y entres de
una ve en el Literatura Nacional como te mereces.
Ramón Fernández Palmeral
Alicante, mayo de 2012.