(Fotografía de Antonio Ángel Parra)
Fotografía inédita de una de las
tiendas de la Calle Mayor que perdura a través del tiempo, llamada “Sombrerería
El Gavilán”, con el cuadro en la fachada anunciando su antigüedad “Casa Fundada
en 1880”; en el cristal se refleja la fachada del Palacio Episcopal.
CALLE MAYOR DE OLEZA (1)
A Miguel Hernández en el 112 Aniversario de su Nacimiento y el 80 de su
muerte el 28/Marzo/2022.
A mi esposa, Piedad, en su recuerdo.
La Calle Mayor de Orihuela
(denominada así por los oriolanos; en la realidad está dedicada a Ramón y
Cajal) es acaso una de las calles más arcaicas de la localidad, de rancio
abolengo, con sabor a misticismo y fuerte olor a incienso, que emanan de la
admirable Sagrada Iglesia Catedral del Salvador (emplazada en el número 13 de
la calle; de estilo gótico de los Siglos XIV-XVIII, fue declarada Monumento
Nacional el 03/Junio/1931, es de pequeñas dimensiones, no obstante, compite en
cuanto a majestuosidad y magnificencia con las colosales catedrales de las
distintas capitales de provincia): además de otras regias mansiones, conserva
el Palacio de la Condesa de Vía Manuel (Siglo XX) y el Palacio Episcopal del
Siglo XVIII, declarado Monumento Nacional el 31/Octubre/1975 (que alberga el
Museo de Arte Sacro).
La Calle Mayor está debidamente
peatonalizada y enladrillada; en los bajos de los edificios se encuentran los
distintos comercios que la abarcan. Está situada la calle en el cogollo de la
localidad, sirviendo de tránsito y encontrándose
en medio separando los dos extremos de los barrios antiguos periféricos por
donde se tiene acceso a la Ciudad, como son: desde la parte murciana los de San
Francisco, Capuchinos y El Rabaloche y, desde la alicantina, la Calle de Ramón
Sijé y San Juan, donde se encuentran el Colegio de Santo Domingo y el
denominado “entorno hernandiano”. Los colosales edificios de la Catedral y el
Palacio Episcopal forman la denominada Plaza del Salvador, donde se conserva
una efigie del Caballero Cubierto de la Procesión de Semana Santa del Santo
Entierro de Cristo, que ha alcanzado fama mundial. Discurre la calle paralela a
la también antigua del Doctor Sarget (también llamada de La Feria), que está apegada al Cerro de San Miguel y, al otro lado,
mira hacia el Mediterráneo y los barrios modernos que se han ido formando.
La Calle Mayor de Orihuela ha
sido, desde siempre, lugar de predilección de los oriolanos, principalmente de
los matrimonios, donde concurrían encopetados y luciendo sus galas, sobre todo
los domingos y festivos; era digno de ver salir de la Catedral, una vez
terminada la misa de las trece del mediodía a la muchedumbre y a los padres con
sus hijos cogidos de la mano, formándose a la salida de la Iglesia corrillos de
personas charlando y otras visitando y ojeando los distintos escaparates;
luego, marchaban a la Glorieta de Gabriel Miró a escuchar los últimos compases
del concierto de música de la Unión Lírica Orcelitana. Por las tardes, se
escenificaba lo mismo, esta vez en la misa de las ocho de la tarde: no en vano,
la Calle Mayor formaba, y sigue formando, parte principal de la denominada
“Ruta de los Puentes”; donde en círculo se recorrían las calles de Alfonso
XIII, la de Loazes y San Pascual hasta llegar a la Calle Mayor atravesando los
Puentes de Levante y Poniente. Sin embargo, en la actualidad esta costumbre ha ido
quedando en desuso, sobre todo, por la gran caída del comercio, prefiriendo los
paseos por los lugares modernos como la Avenida de Teodomiro (llamada también por
el vulgo Avenida de la Estación o de Los Andenes); ahora se ven gran cantidad
de tiendas cerradas y abandonadas, con las persianas echadas llenas de
herrumbre y los soportales con polvo y papeles hacinados e incluso las últimas
cartas ordinarias comerciales que quedaron en el suelo sin abrir; de las
últimas tiendas antiguas cerradas, que yo recuerde, eran la “Ferretería de Gil
Salazar”; “Casa Ocetta”, “Óptica Peralta” y tres de tejidos (entre ellas, la
denominada “La Reina de los Bordados”): aún quedan las tradicionales “Pañería
García Molina”, “Calzados La Carmelitana”, “Papelería Estruch” y “Sombrerería
El Gavilán”. En la actualidad, la
mayoría de los transeúntes que circulan por la Calle Mayor son para ir de un
barrio a otro y, los numerosos excursionistas y turistas que acuden a nuestra
Ciudad para visitar, sobre todo, la Catedral y el Palacio Episcopal para
visionar el Museo de Arte Sacro.
Antiguamente, el recorrido de las
procesiones de Semana Santa se hacía obligatoriamente por la Calle Mayor, donde
acudían los espectadores a verlas de pie, ya que no ponían sillas por la
estrechez de la calle; aunque en las entradas de los comercios sí lo hacían.
Los de a pie, aguantaban impasibles el desarrollo de las mismas y, a veces,
ante el paso de un trono mayúsculo tenían que apretujarse en las fachadas de los
edificios para que éste no los arrollara. Con el tiempo, al fusionarse las
imágenes (que estaban desparramadas en las distintas iglesias) se encuentran
formando el Museo de la Semana Santa de la Iglesia de La Merced; el itinerario
es más amplio y discurre por las calles principales de la localidad, aunque el
resto de procesiones tradicionales que salen de la Catedral continúan
efectuándose por la Calle Mayor: una de las de mayor fervor y tradición es la
del Corpus Christi, que sale y se recoge en la Catedral, discurriendo por la
Calle Mayor; en ella desfilan gran cantidad de alumbrantes; con niños y niñas
que últimamente recibieron la Primera Comunión, vestidos ellos con sus
relucientes e impecables uniformes de las distintas órdenes militares y ellas,
con sus níveos trajes de novia de artísticos bordados; como remate final de la
Procesión desfilan los canónigos del cabildo catedralicio, de los cuales, los
últimos, arropan el magnífico trono con la Custodia en oro y plata con Templete
donde se aloja la Sagrada Forma y, detrás, el Sr. Obispo de la Diócesis
presidiendo la Procesión con acompañamiento de las Autoridades locales y la
Banda de Música, llegando toda la Comitiva hasta el Santuario de Nuestra Señora
de Monserrate, Patrona de Orihuela, deteniéndose durante el trayecto en los
numerosos altares que se han confeccionado para efectuar en ellos el rezo
oportuno: mientras tanto, en lo alto del campanario de la Catedral, no dejan de
voltear el carillón de las campanas tocando alegremente a júbilo.
Antes también, cuando el Sr.
Obispo de la Diócesis aún residía en el Palacio Episcopal (con el tiempo se
trasladó a Alicante) existía la costumbre de que, en las grandes fiestas
anuales, principalmente en las de Navidad (Nochebuena, Nochevieja, Navidad y
Reyes, Semana Santa, etc.) salía al balcón principal del Palacio y daba una
alocución sobre la festividad a la muchedumbre que se congregaba en la Plaza
del Salvador y, al final de la misma, cogiendo una bolsa de caramelos y
golosinas las arrojaba a los pequeñuelos que iban acompañados de sus padres.
La Calle Mayor ha sido cuna de
personajes insignes, entre los que se encuentran a los hermanos Sijé. Eran dos
hermanos que nacieron, vivieron y murieron en el número 27 de esta calle (donde
en la actualidad está señalizada mediante una Placa de la “Ruta hernandiana”).
Formaban parte familiar del matrimonio compuesto por José Marín Garrigós y
Presentación Gutiérrez Fenoll, que tenían además una hija de nombre María
Dolores (Mari Lola); en los bajos de su vivienda poseían una tienda de tejidos
(su medio de vida).
José Ramón Marín Gutiérrez era el
mayor de los hermanos (Orihuela 16/Nov./1913-24/Dic./1935), fue un gran
escritor ensayista. Desde pequeño demostró una gran inteligencia. Estudió el
Bachillerato en el Colegio de Santo Domingo de Orihuela y se doctoró en Derecho
en la Universidad de Murcia. Escribió en los periódicos oriolanos, regionales,
murcianos y madrileños, fundando las revistas oriolanas Voluntad y El Gallo Crisis,
donde escribieron todos los escritores intelectuales oriolanos (entre ellos
Miguel Hernández); él mismo escribió bajo el seudónimo de Ramón Sijé (aunque utilizó otros muchos seudónimos). Coincidió con
Miguel Hernández en el Colegio de Santo domingo y en otros círculos literarios
y se reunía con él para hablar de literatura en su misma casa y sobre todo, en
la famosa Tahona de los hermanos Fenoll de la Calle de Arriba, donde además
acudían a ella otros jóvenes literatos. Fue el gran mentor de Miguel Hernández,
ayudándole y animándole en su viaje a Madrid para que alcanzase su carrera
literaria. Por desgracia, murió muy joven de una infección intestinal el día de
Nochebuena de 1935 y, a su muerte, su gran amigo Miguel Hernández le escribió y
le dedicó su famosa Elegía. (Su
biografía más extensa se puede consultar por Internet en la Fundación Cultural Miguel Hernández, en el Blog de Miguel Hernández MultimediaCentenario de Ramón Fernández Palmeral y, en este mismo medio, en mi
Conferencia Homenaje a Efrén Fenoll Felices).
Justino Marín Gutiérrez, el
hermano menor de José Ramón, al igual que José, también nació y murió en
Orihuela (30/Oct./1915-20/Junio/1946, día del Corpus Christi, a los 31 años),
fue un escritor de menor talla que su hermano y de corta producción literaria
(escribió bajo el seudónimo de Gabriel
Sijé, el nombre de Gabriel lo hizo por Gabriel Miró); también estuvo en la
Tahona de los hermanos Fenoll, en su última etapa del Año 1936 en la que se
fundó la revista literaria Silbo que,
en su corto periodo de duración alcanzó mucha fama (hubo de suspenderse en su
tercer número por el comienzo de la Guerra Civil Española). Justino, también
estudió en el Colegio de Santo Domingo de Orihuela, aunque su carrera
universitaria no la terminó. (Para más datos, consúltese en las mismas Fuentes
que su hermano). De la familia Marín Gutiérrez queda por decir que, fue una
familia que cayó en desgracia, pues a la muerte de sus dos hijos en edad muy
temprana le sucedió al poco tiempo la del padre, que murió en un accidente al
ser atropellado por un carruaje de caballos al circular por la calle.
Otro personaje de quien también
quiero comentar, se trata de Antonio García-Molina Martínez, que fue también un
ilustre hernandiano; oriolano de nacimiento, cursó la carrera de Derecho y
residía y tenía su despacho de abogado en la Calle Mayor. En Orihuela, fue
distinguido con numerosos galardones: fue concejal del Excmº Ayuntamiento de
Orihuela; Presidente de la Cofradía del Perdón de Semana Santa; Caballero de la
Orden de San Antón; Caballero Cubierto en la Procesión del Santo Entierro de
Cristo y, como remate, por sus escritos, investigaciones y labores sobre Miguel
Hernández le fue concedida la Medalla al Mérito Hernandiano, por la Fundación
Cultural Miguel Hernández.
De Antonio, mi esposa Piedad y yo
tenemos una anécdota: nosotros lo conocíamos desde siempre, aunque en
principio, no tuvimos contacto con él. Un día, paseando nosotros desde la Calle
San Pascual hacia la Calle Mayor, al pasar por el Puente de Poniente (está a
unos tres metros de esta calle) nos cruzamos con Antonio que marchaba en
sentido contrario (él era ya muy mayor de edad) y, al llegar a su altura, se
produjo una incidencia en la calle (de la que apenas me acuerdo por el tiempo
transcurrido) y, al terminar ésta, como estábamos juntos nos pusimos a comentar
sobre la misma. Después, nos dimos a conocer y ya, la conversación entró por
otros derroteros: como éramos todos oriolanos, y no podía ser menos, ésta
derivó sobre Miguel Hernández. Al mencionar a Miguel, entonces mi esposa, fue
cuando le dijo que su padre Monserrate y el hermano de su padre, José Murcia
Bascuñana El Arriero, fueron amigos
íntimos de Miguel. Antonio, muy alegre por esta noticia novedosa, nos dijo a su
vez que, a José El Arriero llegó a
conocerlo, principalmente, por haber estado presente él, siendo casi un crío,
en el primer Homenaje a Miguel que le hicieron sus amigos en Orihuela, en el
Año 1942, plantando El ciprés máximo,
en el que estaban presentes Carlos Fenoll, Justino Marín (Gabriel Sijé) y José Murcia. Luego, con gran afabilidad, nos invitó
a que fuésemos a su despacho de la Calle Mayor para enseñarnos lo que guardaba
de Miguel: aquí comenzó nuestra amistad. Sirva esta anécdota de homenaje.
Antonio, falleció en Orihuela el día 06/Noviembre/2007 a los 87 años.
Nicho nº 185 de la Galería de La
Inmaculada del Cementerio Nuestro Padre Jesús de Orihuela, correspondiente a
Antonio García-Molina Martínez. Su localización es muy fácil. Nada más entrar
al Cementerio, a mano derecha, existe una avenida con nichos a ambos lados.
Desde la entrada, según avanzamos por la avenida, a nuestra izquierda, ya vemos
frontalmente los nichos con la imagen de azulejería de La Inmaculada, donde se
encuentra el Nicho nº 18 de Efrén Fenoll Felices y su esposa Mª Teresa Vicente
Molera; torciendo en el lateral derecho de la fachada principal y subiendo unos
escalones ya vemos, al comienzo de la Galería lateral, el Nicho de Antonio García-Molina Martínez.
(Fotografía de Antonio Ángel Parra )
Continuando con la redacción
tengo que decir que, en la Calle Mayor, se desarrollaron dos episodios
contrapuestos, que marcaron la vida de Miguel Hernández. El primero fue de
alegría e ilusión, ya que aquí, fue donde conoció y entabló relaciones con
Josefina Manresa Marhuenda, que trabajaba de modista en la sastrería ubicada en
este lugar, con la que posteriormente se casó. El segundo episodio fue de
tristeza y desolación, ya que aquí fue detenido, cuando gozaba de una corta
libertad engañosa, por José María Martínez, alias el Patagorda, oficial del Juzgado Municipal (que le profesaba un odio
profundo), junto a Manuel Morell Rogell inspector de la Guardia Municipal,
cuando salía de la vivienda de Justino Marín, acompañado por éste, después de
ir a visitar a sus padres; terminando su periplo carcelario en la prisión del
Reformatorio de Adultos de Alicante, donde falleció por falta de atención
médica el día 28/Marzo/1942 (sábado y víspera del Domingo de Ramos, a la edad
de 31 años).
Hoy discurro por la Calle Mayor
al mediodía, a una hora inadecuada, donde nadie pulula por sus adoquines, ni se
escucha rumor alguno, sólo suenan las campanadas monótonas del reloj de la
Catedral anunciando la hora; recorro los pocos escaparates de las tiendas que
continúan en vigor (aunque cerradas por el horario de descanso) y las
clausuradas definitivamente, y siento una nostalgia profunda de aquellos
tiempos remotos acompañado de mi esposa e hijos, disfrutando y contemplando
escaparates, visitando los comercios y el continuo bullir de las personas que
entraban y salían de ellos, y pienso en el tiempo pasado que ya nunca volverá.
Orihuela, 30 de Octubre
de 2022
Antonio Ángel Parra
Ruiz
(Nota: En el título del Relato, la llamada (1) de Oleza, se menciona
así para recordar y homenajear al insigne escritor alicantino y oriolano
Gabriel Miró).
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......................................Anexo del editor...........................
Nombramiento de Medalla al Mérito Hernandiano 2006. (Francisco Esteve, Francisco Javier Moreno, Alejandro Martín, Julin Ramínez Antonio García-Molina y Gaspar Peral Baeza).´(foto de Ramón Palmeral, 7 de noviembre 2006)
(D. Antonio García-Molina Martinez (foto de Palmeral 2006)
(Julián Ramínez, Antonio García.Molina, Gaspar Peral Baeza en Orihuela) (Foto inédita de Ramón Palmeral 2006 que estuve presente en este entratable acto el 07-11- 2006
Enlace del Homenaje en la página de la Fundación Miguel Hernández Virtual:
http://www.miguelhernandezvirtual.es/new/index.php?option=com_content&view=article&id=779:entrega-de-medallas-al-merito-hernandiano-y-de-premios-06&catid=39:actividades&Itemid=97